domingo, 1 de julio de 2012

Hacia una pedagogía de la pregunta Paulo Freire


Hacia una pedagogía de la preguntaPaulo Freire

Conversaciones con Antonio Faúndez
LOS AUTORES
Paulo Freire no necesita mayores presentaciones. Es brasi1eño y abogado,
reconocido mundialmente como pedagogo su método revolucionó la
educación y fue experimentado con éxito en distintas regiones del Tercer
Mundo. Sus libros han sido traducidos a distintos idiomas.
Entre sus obras más importantes podemos citar: Pedagogía del Oprimido:
La Educación como Práctica de le libertad; Acción cultural para la libertad y
Las iglesias, la educación y el proceso de liberación humana en la historia.
Antonio Faúndez es chileno, filósofo y ex profesor de la Universidad
de Concepción en Chile donde dirigió el Departamento de Filosofía.
Exiliado político después del golpe militar de 1973 se doctoró en
Sociología en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de
París. Actualmente enseña en el Instituto Universitario de Estudios
sobre el Desarrollo en Ginebra, Suiza, y es Consultor del Programa
de Educación de Adultos del Consejo Mundial de Iglesias en la
misma ciudad.
(…) Para un educador en esta posición no hay preguntas bobas ni
respuestas definitivas. Un educador que no castra la curiosidad del
educando, que se inserta en el acto de conocer, jamás es irrespetuoso con
pregunta alguna. Porque, asimismo cuando la pregunta para él pueda
parecer ingenua, mal formulada, no siempre lo es para quien la hace. En
tal caso, el papel del educador, lejos de ser el que ironiza al educando, es
de ayudarlo a rehacer la pregunta con lo que el educando aprende, en la
práctica, cómo preguntar mejor.
ANTONIO -Mira, Paulo, cómo estamos volviendo al principio del
conocimiento, a los orígenes de la enseñanza, de la pedagogía. Y estamos
de acuerdo en que todo comienza, como ya lo decía Platón,
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con la curiosidad y, unida a la curiosidad, la pregunta. Creo que tienes
razón cuando dices que la primera cosa que debería aprender aquél que
enseña es a saber preguntar. Saber preguntarse, saber cuáles son las
preguntas que nos estimulan y estimulan a la sociedad. Preguntas
esenciales que partan de la cotidianeidad, pues es en ella donde están las
preguntas. Si aprendiésemos a preguntarnos sobre nuestra propia
existencia cotidiana, todas las preguntas que exigiesen respuestas, y todo
ese proceso pregunta-respuesta que constituye el camino del conocimiento,
comenzaríamos por esas preguntas básicas de nuestra vida cotidiana, de
esos gestos, de esas preguntas corporales que el cuerpo nos hace, como tú
dices.
Insistiría en que el origen del conocimiento está en la pregunta, o en las
preguntas, o en el mismo acto de preguntar: me atrevería a decir que el
primer lenguaje fue una pregunta, la primera palabra fue, a la vez,
pregunta y respuesta, en un acto simultáneo. No entiendo por lenguaje,
cuando hablo de lenguaje, sólo un lenguaje hablado.
Sabemos que el lenguaje es de naturaleza gestual, corporal, y un
lenguaje de movimiento de ojos, de movimiento del corazón. El primer
lenguaje es el lenguaje del cuerpo y, en la medida en que ese lenguaje es
un lenguaje de preguntas y en la medida en que limitamos esas preguntas
y no oímos o valorizamos sino lo que es oral o escrito, estamos eliminando
gran parte del lenguaje humano. Creo que es fundamental que el profesor
valorice en toda su dimensión lo que constituye el lenguaje, o los
lenguajes, que son lenguajes de preguntas más bien que lenguajes de
respuestas.
PAULO -De acuerdo. Estoy convencido, sin embargo, de que es
necesario dejar claro, una vez más, que nuestra preocupación por la
pregunta, alrededor de la pregunta, no puede quedar tan sólo en el nivel de
la pregunta por la pregunta. Lo importante, sobre todo, es unir, siempre
que sea posible, la pregunta y la respuesta a las acciones que hayan sido
practicadas o a las acciones que pueden llegar a ser ejecutadas o rehechas.
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