domingo, 1 de julio de 2012

MARCO GENERAL DE POLÍTICA CURRICULAR


Corresponde al Expediente N° 5802-2.648.638/07
1
ANEXO ÚNICO
MARCO GENERAL DE POLÍTICA CURRICULAR
Subsecretaría de Educación
Programa de Transformaciones Curriculares
Equipo Técnico
Prof. Graciela DE VITA
Lic. Marion EVANS
Prof. Alicia FERNÁNDEZ
Lic. Andrea IOTTI
Lic. Laura MAN
Prof. Graciana PÉREZ LUS
Prof. María Clara ROJAS
Índice
1. Estado, educación pública y curriculum ........................................................................ 3
1.1. Encuadre legal y antecedentes .............................................................................. 3
1.2. Estado y políticas educativas...................................................................................6
1.3. Crear futuros ............................................................................................................ 8
2. Enfoque de curriculum ................................................................................................... 10
2.1. Diseños curriculares comunes ............................................................................. 12
2.2. Diseños curriculares prescriptivos ...................................................................... 16
2.3. Diseños curriculares paradigmáticos .................................................................. 17
2.4. Diseños curriculares relacionales ........................................................................ 18
3. Sujetos y enseñanza ...................................................................................................... 18
3.1. El sujeto pedagógico y la enseñanza .................................................................. 18
3.2. El conocimiento en la relación pedagógica..........................................................20
3.3. El sujeto docente ................................................................................................... 21
3.4. Los sujetos sociales complejos ........................................................................... 23
3.4.1. Sujetos históricos ......................................................................................... 23
3.4.2. Sujetos e interculturalidad ............................................................................ 24
3.4.3. Sujetos de derecho ...................................................................................... 25
3.4.4. Sujetos y trabajo .......................................................................................... 27
3.4.5. Sujetos y ambiente ....................................................................................... 28
3.4.6. Sujetos, género y sexualidad ............................................................................... 30
3.4.7. Sujetos, comunicación y tecnologías de la información ............................... 32
3.4.8. Sujetos y familias ......................................................................................... 34
4. Educación pública en la provincia de Buenos Aires .................................................. 35
4.1. Caracterización de la Provincia de Buenos Aires .............................................. 35
4.2. Sistema y campo educativo................................................................................... 38
4.3. El sistema educativo provincial ........................................................................... 39
5. El curriculum en la institución educativa ..................................................................... 41
5.1. El curriculum y los/as educadores/as .................................................................. 43
5.1.1. Inspectores/as ................................................................................................. 44
5.1.2. Equipos directivos ........................................................................................... 45
Corresponde al Expediente N° 5802-2.648.638/07
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5.1.3. Docentes ......................................................................................................... 46
5.2. El sentido del curriculum para los/as estudiantes y sus familias ..................... 46
Acerca de la extensión de la obligatoriedad de la educación común .......................... 48
Acerca de los sujetos en diálogo intercultural ............................................................... 59
Bibliografía .......................................................................................................................... 74

Corresponde al Expediente N° 5802-2.648.638/07
1. Estado, educación pública y curriculum
El Marco General de Política Curricular que se presenta en estas páginas tiene por
objetivo explicitar las concepciones teóricas, filosófico-epistemológicas, ideológicas y éticopolíticas
que le dan sustento a los documentos curriculares que forman parte fundamental
de la política pública para la educación en la provincia de Buenos Aires, en el marco de la
Ley de Educación Provincial N° 13.688.
Dicha Ley, promulgada en junio de 2007, establece que:
“La educación es una prioridad provincial y constituye una política de Estado para
construir una sociedad justa, reafirmar la soberanía e identidad nacional, profundizar
el ejercicio de la ciudadanía democrática y republicana, respetar los derechos
humanos y las libertades fundamentales y fortalecer el desarrollo económico-social
sustentable de la Provincia en la Nación”.1
Las últimas décadas han dejado en las personas, en las instituciones y en las
distintas esferas sociales marcas que expresan los padecimientos y privaciones sufridos por
la negación de los derechos. Hoy nos encontramos en un proceso de recuperación del
sentido de educar para una sociedad democrática, inclusiva, que apuesta al desarrollo con
justicia en los planos económico, político y social de nuestro país, desde una perspectiva
intercultural. Para convertir estos cambios en realidad es necesario recentralizar las
obligaciones del Estado para garantizar la educación común y fortalecer la participación de
los actores del sistema educativo, desde sus respectivas funciones y responsabilidades.
Este documento expone principios y criterios que la Dirección General de Cultura y
Educación considera clave para el logro de los propósitos antes enunciados. Es nuestra
intención que en la lectura profesional y crítica los docentes y otros agentes del sistema
educativo se sientan comprometidos y respaldados en las herramientas conceptuales que
se presentan, encuentren sentidos propios y colectivos a la tarea de educar.
1 Cf. Ley de Educación Provincial N° 13.688, Artículo 3°.
1.1. Encuadre legal y antecedentes
La Ley de Educación Provincial N° 13.688 establece una nueva organización del
sistema educativo de la provincia de Buenos Aires, en cuatro niveles y ocho modalidades.2
Este sistema ha crecido en dimensiones y complejidad al ritmo de las
transformaciones socio-económicas, políticas y culturales, tal como se describe en el
apartado “Acerca de la extensión de la obligatoriedad de la educación común”, en el que se
presenta un recorrido histórico centrado en la extensión de la obligatoriedad y en la
formación del sistema educativo provincial.
Como se trata de un sistema masivo y complejo requiere de procesos de revisión,
diseño y desarrollo curricular que tomen en cuenta sus características y provean medios que
garanticen el derecho personal y social a la educación y al conocimiento3, entendidos como
bienes públicos.
En este sentido, la Ley de Educación Provincial señala que resulta ineludible
prescribir la enseñanza de contenidos educativos, social y científicamente pertinentes. Para
ello la Dirección General de Cultura y Educación elabora diseños, propuestas y materiales
de desarrollo curricular.4
Los diseños curriculares son definidos por los niveles de Educación Inicial, Primaria,
Secundaria y Superior, en articulación con las modalidades; en tanto estas últimas aportan
propuestas curriculares. Unos y otros construyen también materiales de desarrollo
curricular.5
Es importante destacar que los diseños y propuestas no son definitivos y por ello
deben revisarse periódicamente.6 Su implementación enriquece la tarea docente y posibilita
la emergencia de nuevas prácticas que permiten progresivamente la elaboración de
revisiones superadoras y su materialización en nuevos documentos curriculares. La política
curricular de la provincia de Buenos Aires concibe los procesos de revisión, diseño y
desarrollo curricular como procesos continuos y simultáneos, que incorporan mecanismos
2 Para la caracterización del nuevo sistema educativo, véase p. 39 y ss. en este Marco General.
3 Si bien existen diferencias epistemológicas entre las nociones de saber y conocimiento, en este Marco General
se las utilizará indistintamente.
4 En este Marco General de Política Curricular se utilizará el término documentos curriculares para hacer
mención a los tres tipos de documentos. Cuando las referencias se dirijan a uno de ellos en particular, se lo
explicitará. En las páginas 9 y 10 se definen las nociones de diseño y de propuesta curricular.
5 Cf. Ley de Educación Provincial N°13.688, Artículos 25°, 27°, 28°, 32º, 36°, 37°, 39°, 41°, 42°, 43°, 44° y 45°.
6 Cf. Ley de Educación Provincial N°13.688, Artículo 106°.
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de diálogo con las prácticas docentes. Por ello, los diseños y propuestas curriculares no
concluyen en sí mismos sino que continúan y se amplían en materiales de desarrollo
curricular.
La decisión del Gobierno provincial respecto de la elaboración de los nuevos diseños
curriculares de los niveles educativos tiene su origen en el año 2005 con el proceso de
revisión y diseño de los primeros tres años de la Educación Secundaria. La propuesta de la
Nueva Secundaria fortalece e impulsa procesos de cambio que se venían gestando en los
restantes niveles educativos. Es así como en 2006 se continúa con el proceso de
reelaboración del diseño curricular de nivel Superior7 y en 2007, con los de Educación Inicial
y Primaria.
Los diseños surgen de la producción de equipos técnicos en consulta con los/as
docentes (profesores/as, equipos directivos e inspectores/as) de los respectivos niveles. El
proceso de revisión y elaboración contó con numerosos aportes provenientes de diferentes
actores del sistema educativo y de la comunidad, quienes no sólo facilitaron insumos para el
análisis, sino también para la validación de los primeros documentos elaborados. Entre
estos aportes, que constituyen los antecedentes de los diseños curriculares, se destacan:
• Ronda de Consultas 2004. El futuro de la educación: tanto docentes como
alumnos/as y sus familias participaron a través de la respuesta a un cuestionario.
• Plan Provincial de Consulta 2006 sobre la nueva Ley de Educación Nacional: en el
marco de la iniciativa del Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación,
la provincia de Buenos Aires impulsó y sistematizó una amplia consulta, utilizando
múltiples estrategias dirigidas a diferentes actores, entre las que pueden destacarse:
publicación de artículos para el debate, recepción y análisis de documentos
elaborados por diversas organizaciones públicas y privadas, reuniones de trabajo
con representantes de distintos sectores involucrados, jornadas de discusión
regionales, Jornadas Institucionales, encuestas a alumnos/as, familias y foros
juveniles en el Portal ABC.
• Plan de Consulta 2007. Nueva Ley Provincial de Educación: se desarrolló una amplia
campaña de difusión mediática, se distribuyeron documentos destinados a las
instituciones educativas, se organizaron Jornadas Institucionales y reuniones con
7 Se hace referencia a los Diseños Curriculares para la Formación Docente de los Profesorados de Educación
Inicial y Primaria.
todos los miembros del sistema educativo y con grupos de interés (gremios;
organizaciones políticas, culturales, sociales y comunitarias; asociaciones
estudiantiles; organismos de Derechos Humanos; cámaras empresariales;
organizaciones de la producción y el trabajo; credos religiosos; rectores/as de
universidades nacionales y privadas con asiento en la Provincia; colegios
profesionales).
• Materiales de desarrollo curricular que introdujeron en los distintos niveles y
modalidades enfoques conceptuales y orientaciones didácticas que implicaron
revisiones de los diseños en vigencia.
• Informes de resultados de los operativos de evaluación y de investigaciones
cualitativas elaboradas por los equipos técnicos de la DGCyE.
• Experiencias innovadoras realizadas fundamentalmente en el marco de distintos
programas educativos que se implementaron durante los últimos años en las
instituciones del sistema.
• Informes de supervisión que dieron cuenta del tratamiento institucional de materiales
de desarrollo curricular, así como de las experiencias innovadoras.
• Observaciones y relevamientos de los Equipos Técnicos Regionales en el marco de
los encuentros de capacitación docente.
• Encuentros provinciales, regionales y distritales con representantes del sistema
educativo organizados por las Direcciones Provinciales de nivel.
• Visitas a instituciones educativas de autoridades y equipos técnicos de la Dirección
General de Cultura y Educación.
Estas valiosas contribuciones confirmaron la necesidad de producir nuevos diseños
curriculares.
1.2. Estado y políticas educativas
A lo largo de la historia, la sociedad argentina ha asistido a cambios profundos en el
Estado, vinculados con transformaciones sociales, políticas, económicas y culturales. En la
segunda mitad del siglo XX, luego de la crisis del Estado de Bienestar, se fue configurando
un orden estatal autoritario, que culminó con la instauración del terrorismo de estado
mediante políticas represivas y de desarticulación social que, a través de la violencia
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material y simbólica, afectaron todos los ámbitos de lo público, incluido el sistema educativo.
Posteriormente, durante los años 90, el Estado se reconfiguró al profundizar algunas de las
políticas que desde la dictadura militar de 1976 se hallaban en germen. Así, mientras por un
lado, redujo su intervención hasta casi desaparecer en relación con ciertas dimensiones de
la vida pública, por otro lado, se consolidó como sostén de los sectores empresariales y los
capitales extranjeros, a los que benefició ampliamente.
Hoy resulta imposible, desde una visión nostálgica, reinstaurar el Estado de
Bienestar; precisamente, porque los marcos socio-históricos mundiales que le dieron origen
e institucionalidad se han transformado. En el contexto del siglo XXI es necesario volver a
pensar el modelo estatal en función de la redistribución de las riquezas, de la inclusión de
las mayorías -que han sido marginadas y excluidas de sus derechos- y de la profundización
de las prácticas democráticas y participativas.
Algunas representaciones describen al Estado como una totalidad homogénea, como
una entidad aislada, separada y distante de la sociedad, que lleva adelante un proyecto
uniforme. Sin embargo, esta concepción resulta insuficiente para explicar la complejidad del
Estado. En esta perspectiva éste constituye una construcción social y, por lo tanto, contiene
la conflictividad y las diferencias presentes en la comunidad. Es conveniente pensar las
políticas estatales como posicionamientos que involucran distintos proyectos e intereses que
se dan en el marco de procesos sociales más amplios, en lugar de entenderlas como
discursos y acciones unívocas.
El Estado, además, como modo de organización jurídica de los/as ciudadanos/as
para la consecución de sus proyectos de vida, es quien debe garantizar los derechos de
todos los sujetos. Con este objetivo, ante las diversas demandas que circulan socialmente,
es quien articula los elementos referidos al bien común que ellas contengan, de manera que
sea posible construir una política pública integral, en la cual se asume como su principal
promotor.
La educación constituye uno de los derechos inalienables que el Estado tiene la
responsabilidad de garantizar, puesto que no existe otro actor individual o colectivo que
cuente con los recursos institucionales, económicos y la capacidad de integración y síntesis
político-cultural necesarios para asegurar el acceso, permanencia y egreso de la totalidad de
la población al sistema educativo para distribuir los bienes culturales con criterio de justicia.
Mediante la elaboración y prescripción de diseños y propuestas curriculares, el Estado
aporta un elemento fundamental al conjunto de acciones que conforman la política pública
provincial en lo referente a educación.
Ante la preponderancia de las acciones focalizadas impulsadas en la década de
1990, los diseños y propuestas curriculares constituyen un componente significativo de las
políticas públicas universales en materia educativa, concebidas como herramientas para
hacer efectiva la igualdad y la inclusión.8 Cabe aclarar que desde la provincia de Buenos
Aires se privilegian las políticas universales, pero no se desconoce la necesidad de
desarrollar transitoriamente acciones en favor de los sectores más afectados por la crisis.
La creación e implementación de políticas curriculares universales como las
descriptas requiere de la participación activa de docentes, equipos directivos y
supervisores/as quienes, como agentes del Estado, promueven la materialización de estas
políticas en cada distrito, en cada escuela, en cada aula, imprimiéndoles sus “marcas”, sus
anhelos y sus posicionamientos, que siempre son políticos.
Las políticas educativas procuran la construcción de un realidad deseada. Para ello
los procesos de producción de ese horizonte deben ser verdaderamente participativos para
profundizar la democracia y aportar a la consolidación de lo común y lo colectivo. Esto
significa posibilitar a todos los sujetos el ingreso al entramado de oportunidades y el
ejercicio pleno de sus derechos.
1.3. Crear futuros
La educación siempre introduce una dimensión de futuro. Si bien supone una
intervención destinada a generar algunas condiciones para que los sujetos puedan vivir
plenamente su presente, no resigna el compromiso de educar, entendido como una apuesta
al futuro. Al intervenir de determinada manera, al diseñar un curriculum, se imaginan y se
sueñan sujetos que puedan insertarse en los mundos “por venir” y que también sean
capaces de construirlos y transformarlos.
Las sociedades contemporáneas han ido perdiendo estas certezas. Al tiempo que las
instituciones mutan y entran en crisis, el mercado avanza en su capacidad de delimitar,
concretar y determinar las condiciones de vida de los sujetos. La aceleración de los
8 Nos referimos a la diferencia entre políticas dirigidas sólo a un sector de la población y que atienden en función
de problemáticas contextuales (políticas públicas focalizadas y/o compensatorias) y aquellas que se conciben
como integrales y universales, en tanto están dirigidas a todos/as los/as ciudadanos/as.
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cambios, la gestión abocada a trabajar sobre la urgencia y la emergencia, en un país que ha
atravesado una reciente y profunda crisis política y económica, vuelve aún más
imprescindible poner en juego una mirada prospectiva.
Pero, ¿qué cuestiones implica esta perspectiva? En principio, asumir que el futuro no
está determinado de forma absoluta, sino que se construye, se inventa. Si se considera que
el presente se explica por las decisiones que se tomaron en el pasado, entonces, lo que
suceda en el futuro depende de las decisiones que hoy estamos tomando. No existe un
futuro –único y predeterminado-, sino un abanico de posibilidades. Estos “futuros posibles”
se encuentran en germen -como indicios- en el presente, en mayor o menor medida. La
concreción de un camino u otro depende entonces de las decisiones y las acciones
humanas que clausuran, potencian o desarrollan esas posibilidades. Este enfoque nos
permite recuperar la esperanza, pero también el poder y la voluntad: el futuro, como espacio
de libertad, depende de las voluntades de los sujetos, quienes –con mayor o menor margen
de incidencia y legitimidad- en este proceso se asumen como actores políticos activos. Así,
la construcción del futuro se convierte en un campo de lucha en el que se enfrentan
proyectos, intereses, ideologías, estrategias.
Desde la DGCyE consideramos que diseñar el futuro significa crear hoy las
condiciones para que todos/as los/as niños/as, jóvenes y adultos/as de la provincia puedan
elegir, entre los muchos futuros posibles, aquel que deseen y generar sus proyectos
personales y sociales desde el presente, a partir de vivir en las instituciones educativas
condiciones fecundas para su gestación.
Para ello es preciso que el Estado, en tanto garante de lo público y representante de
las voces múltiples que lo integran, pueda anticipar nuevas configuraciones sociales y
generar los espacios para que ese debate y esa construcción sean realmente colectivos. No
se pretende predecir “lo que va a ocurrir”, sino imaginar y explorar futuros deseados y
planificar las estrategias y políticas para que aquellos se vuelvan realidad.
Los diseños y propuestas curriculares constituyen una apuesta en este sentido:
anuncian mundos posibles, promueven en el presente conocimientos que permitan a las
nuevas generaciones participar dentro de diez, veinte o treinta años en las dimensiones
económica, social, política, cultural y comunitaria; y fundamentalmente que les posibiliten
intervenir en la construcción de la sociedad en la que vivirán.
En esta selección, ocupan un lugar primordial aquellos saberes definidos como
socialmente productivos. Esta categoría no se circunscribe a los saberes técnicos, del
trabajo, prácticos o útiles. La productividad social de los saberes, que sólo es posible
evaluar en el largo plazo, hace referencia a la capacidad de crear lazo y tejido social, de
servir en un determinado momento al desarrollo del conjunto de la sociedad. Son saberes
que engendran, que producen, en el plano económico, cultural, social y de la biografía
personal.
La productividad o improductividad de los saberes es definida históricamente en
función de los ejes estructurantes de los proyectos de sociedad. Por esto, un saber resulta
socialmente productivo en un determinado momento histórico y contexto y no en otro. Por
ejemplo, un saber que resulta socialmente productivo en el marco de un proyecto de
sociedad estructurado en torno a la democracia y la inclusión no lo será en otro organizado
en torno de la fragmentación social y el crecimiento económico de algún sector particular.
Puesto que producen tejido social, estos saberes dan lugar a procesos de creación,
conservación y destrucción de prácticas, discursos, relaciones sociales y conocimientos. En
todo proceso de construcción, estos tres elementos se dan en forma simultánea y en tensión
continua. Esto se manifiesta en las experiencias de búsqueda y exploración de los/as
niños/as, por ejemplo, quienes en su afán de conocer, en la relación lúdica establecida con
los objetos, se acercan a los mismos, los manipulan y los “destruyen” para dar paso a un
nuevo juguete creado y construido por ellos/as. De la misma manera, ciertas formas
violentas de relacionarse deben ser “destruidas”, transformadas de raíz, para dar lugar a la
construcción de nuevos vínculos y prácticas sociales. Por ello, resulta necesario quitarle a la
noción de “destrucción” su carga simbólica negativa: para construir nuevas prácticas,
vínculos y saberes, en muchas oportunidades, se requiere “desarmar” lo establecido.
La dimensión prospectiva del curriculum plantea el reto de analizar y elaborar
posibles escenarios futuros, como paso previo para la definición de saberes socialmente
productivos. Estos saberes se transmiten en la escuela en escenas reales y actuales de
inclusión democrática que les permiten a los sujetos experimentar crecientes grados de
autonomía y de conciencia social para generar proyectos personales y sociales desde el
presente.
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2. Enfoque de curriculum
La política curricular de la provincia de Buenos Aires se sostiene a partir de una
concepción de curriculum entendido como “síntesis de elementos culturales (conocimientos,
valores, costumbres, creencias, hábitos) que conforman una propuesta político-educativa”.9
Es importante destacar que esta definición contempla tanto los documentos curriculares –ya
sean diseños, propuestas o materiales de desarrollo curricular- como las prácticas concretas
que se expresan en los procesos de enseñanza y de aprendizaje. Es decir, no sólo lo que se
establece a través de documentos, sino también lo que efectivamente se enseña –en forma
explícita e implícita- y se aprende en el aula.
En tanto propuesta histórica, cultural, social y políticamente contextuada el
curriculum constituye una selección arbitraria y transitoria del patrimonio cultural. La noción
de arbitrariedad hace referencia al carácter situado de la selección de algunos contenidos
culturales considerados valiosos, necesarios y significativos para ser enseñados a todas las
personas. Dicha selección se realiza para y desde una realidad socio-histórica y cultural
compleja y diversa, en el marco de una política pública que procura la construcción de
futuros deseados y con un determinado desarrollo científico y tecnológico.
Tal como se mencionó al inicio de este Marco General, cabe realizar una distinción
respecto al sentido que adquieren los documentos curriculares en el marco de la política
educativa de la provincia: por un lado los diseños curriculares y por otro las propuestas
curriculares.
Los primeros refieren a aquellos documentos que prescriben las finalidades, los
principios y fundamentos político-ideológicos de la enseñanza, los enfoques de las áreas de
conocimiento o materias, los contenidos organizados en función de los tiempos y
características organizacionales y las orientaciones didácticas y de evaluación para cada
nivel educativo.10 Dichos documentos son elaborados por los niveles educativos en
articulación con las modalidades.
A su vez, las modalidades aportan tres tipos de propuestas curriculares.
9 De Alba, Alicia, 1995, p. 59.
10 En el caso particular del Nivel Inicial, sus diseños curriculares no presentan orientaciones para la evaluación.
• Las propuestas curriculares que prescriben la enseñanza en instituciones que
acreditan terminalidad de nivel11 se caracterizan por suscribir las finalidades,
principios y fundamentos político-ideológicos de la enseñanza y enfoques de las
áreas de conocimiento o materias incluidas en los diseños curriculares del nivel
correspondiente. Incorporan los contenidos del nivel pero reorganizados atendiendo
a las particularidades de los sujetos y/o a los requerimientos inherentes a la
formación que brindan estas instituciones y pueden agregar otros contenidos que
den respuesta a dichas especificidades. A su vez, desarrollan orientaciones
didácticas y de evaluación propias. Estos aspectos repercuten sobre los tiempos y la
organización institucional. 12
• La propuestas curriculares que prescriben la enseñanza en instituciones que no
acreditan terminalidad de nivel13 definen sus finalidades, contenidos y orientaciones
didácticas y para la evaluación, a la vez que organizan los contenidos de acuerdo
con las particularidades institucionales y de los sujetos que atienden. Todo ello
enmarcado en los principios político-educativos de la DGCyE. En el caso particular
de los Centros Educativos Complementarios, los contenidos que forman parte de la
propuesta y su organización deben articularse con los diseños curriculares de nivel
inicial, primario y secundario, dado que uno de sus objetivos fundamentales es
profundizar las políticas de inclusión en la escolaridad obligatoria de niños/as y
adolescentes de 3 a 16 años.
• Las propuestas curriculares de las modalidades de educación intercultural y
educación ambiental aportan enfoques, contenidos y estrategias a los diseños
curriculares de los niveles y a las propuestas curriculares de las otras modalidades.
11 Se trata de las escuelas para personas que no cursaron los niveles obligatorios en las edades correspondientes,
que acreditan nivel primario y secundario; las escuelas de Educación Especial, que acreditan nivel primario y
posprimario; las escuelas de Educación Técnica y Agraria, que acreditan nivel secundario; los actualmente
denominados polimodales de Arte, que acreditan nivel secundario y las instituciones de formación superior en
Arte.
12 Por ejemplo, las escuelas técnicas agregan a los contenidos propios del nivel secundario otros particulares que
hacen a la formación técnico-profesional.
13 Se trata de los centros de educación física, centros de formación profesional, centros educativos
complementarios, centros de formación laboral, centros de atención temprana del desarrollo infantil, centros de
educación agraria, escuelas de educación estética, centros de producción y educación artística y cultural.
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11
Con respecto a los nuevos diseños curriculares elaborados a partir de la Ley de
Educación Provincial Nº 13.688, es preciso señalar que los mismos se asumen como
comunes, prescriptivos, paradigmáticos y relacionales.
2.1. Diseños curriculares comunes
Los niveles educativos prescriben diseños curriculares comunes que garantizan el
derecho universal a la educación reconociendo y valorando, desde una perspectiva
intercultural, la diversidad que caracteriza a los sujetos y a los grupos sociales.
Los diseños curriculares comunes se fundamentan en la concepción de educación
común, entendida como la práctica social de transmisión cultural, con la finalidad de
promover una mayor justicia social, en atención al derecho universal a la educación. La
educación común se propone que todos los niños/as, jóvenes y adultos/as de la provincia se
apropien de los conocimientos socialmente productivos y científicamente significativos, que
les permitan acceder al mundo del trabajo y de los estudios superiores, además de
comprender reflexivamente la sociedad y las culturas en las que viven, reconociéndose
como sujetos histórico-políticos.
Este enfoque recupera la noción de diversidad, distinguiéndola claramente del
concepto de desigualdad. Mientras la primera hace referencia a las prácticas socioculturales
de los grupos y comunidades, la segunda refiere a las condiciones de índole
socio-económica. Separar analíticamente ambos conceptos, que refieren a cuestiones que
se dan combinadas en la sociedad, implica reconocer que existen prácticas que son
consecuencia de las desigualdades sociales y económicas y no producto de la diversidad de
los grupos; y que aquellas desigualdades son resultado de injustas estructuras y relaciones
sociales históricas, no dadas naturalmente. En coherencia con esta distinción, el curriculum
da lugar a la diversidad y tiene como propósito formar sujetos que la reconozcan y valoren,
que se reconozcan en la diferencia y que se inscriban con lo diferente. Pero al mismo tiempo
el curriculum denuncia y rechaza todo tipo de desigualdad y se constituye en instrumento
para la producción histórica de más igualdad.
Desde esta perspectiva, la interculturalidad se incluye en los diseños curriculares
como enfoque, estrategia y contenido. Como enfoque, porque supone un posicionamiento
pedagógico desde la heterogeneidad cultural. Como estrategia, al identificar diferentes
escenarios escolares, sujetos y modos de conocer y diseñar intervenciones que los pongan
en diálogo. Y por último, como contenido, al incorporar temas, nociones y saberes
relacionados a las identidades culturales en los cuales los/as alumnos/as se reconocen.
Incorporar la heterogeneidad en las prácticas educativas no implica sobredimensionar los
aspectos contextuales o subjetivos.
Cabe señalar que el reconocimiento de la diversidad de los sujetos y la necesidad de
establecer una propuesta educativa que apuesta a la igualdad sitúa al diseño curricular en
una tensión: “Tensión entre la obligación, como generación adulta, de elegir la herencia
cultural que será obligatoria a través de la escuela, y el reconocimiento de la diversidad de
grupos culturales a los cuales realiza el legado. Esta tensión puede expresarse como una
tensión entre la igualdad de acceso al patrimonio cultural de la humanidad y el respeto a la
heterogeneidad de sujetos y grupos sociales y culturales...”.14
Tomar conciencia de esta tensión lleva a adoptar una perspectiva de curriculum que
promueva la producción de mayores condiciones de justicia y democratización. Esto implica
concebir un curriculum común que garantice que todos/as los/as alumnos/as del sistema
educativo provincial accedan y se apropien de los conocimientos requeridos para participar
activamente en la toma de decisiones en una sociedad democrática. Asimismo, conlleva la
introducción en los diseños y propuestas curriculares de enfoques, contenidos, objetivos y
estrategias que atiendan a los intereses y producciones culturales de los diferentes grupos
sociales, poniendo especial énfasis en los/as menos favorecidos/as de la sociedad.
Abordar el currículum desde la vocación de justicia obliga a adoptar una posición
amplia. Desde un enfoque económico una mayor distribución de los bienes materiales y
simbólicos es ineludible para concretar el principio de igualdad de oportunidades. Sin
embargo, en condiciones estructurales de desigualdad social, se hace necesario pensar en
términos de reconocimiento de la diferencia, es decir, considerar a cada uno/a en su
identidad, necesidad y plena posibilidad de educarse. Es así, entonces, que el criterio
económico se complejiza con la mirada cultural y pedagógica. La justicia en la educación
supone que los/as educadores/as, las estrategias, los dispositivos de enseñanza y las
instituciones consideren a los sujetos desde sus necesidades y sus identidades. Quienes
tradicionalmente quedaron fuera del sistema educativo o destinados/as sólo a los
14 DGCyE, Diseño Curricular para la Educación Secundaria. 1° año, 2006, p. 17. El destacado pertenece al
original.
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subproductos simplificados de la cultura considerada como válida, merecen hoy prioridad en
la atención educativa. La visión legalista de la reciprocidad, interpretada en términos de
oferta igualitaria y homogénea a quienes son desiguales –justicia retributiva-, es insuficiente
y reproduce la desigualdad. Se hace necesario avanzar, a partir de la confianza en que
todos/as pueden aprender, hacia una ética que restaure el derecho de cada uno/a a lo
común ofreciéndole posibilidades específicas. Se trata de poner a sujetos y grupos diversos
y desiguales en contacto con conocimientos de la cultura universal, sin dejar de reconocer
las diversidades, lo que supone renunciar a toda tentación de homogeneidad.
El curriculum común incorpora los saberes y conocimientos que deben aprender
todos/as los/as niños/as, adolescentes, jóvenes, adultos/as y adultos/as mayores de la
provincia de Buenos Aires, puesto que son sujetos iguales en derecho y dignidad.
En algunas oportunidades se ha observado una tendencia a enseñar menos
contenidos a alumnos/as con alguna discapacidad o provenientes de sectores sociales
pobres, tanto en la escuela común como en la especial. Es fundamental reflexionar respecto
de los supuestos que subyacen a esta idea a fin de evitar acciones y representaciones que
generen segregación y desigualdad.
Históricamente se han registrado prácticas en las que alumnos/as que transitaban la
escuela común y que presentaban alguna dificultad en su aprendizaje o en su modo de
vincularse con los/as docentes y con sus pares eran “diagnosticados” y “etiquetados” sobre
la base de mediciones de la capacidad intelectual o de intuiciones y de prejuicios de
quienes tenían la responsabilidad de la enseñanza. Hoy subsisten algunos resabios de
aquellas posturas. Diagnósticos de este tipo se basan, en muchos casos, en la
representación de las características de índole socio-económica o cultural como definitorias
de las posibilidades de aprendizaje, responsabilizando al/a la alumno/a y su familia de las
dificultades que aparecen en el proceso de enseñanza y en el de aprendizaje. En estos
casos se definen como problemas de aprendizaje cuestiones que podrían comprenderse
como desafíos para la enseñanza.
Con respecto a las propuestas curriculares destinadas a alumnos/as con algún tipo
de discapacidad –que asisten a la escuela especial o tienen proyecto de integración a la
escuela común-, en algunos casos, las mismas se han entendido como un recorte de los
contenidos y objetivos del curriculum común para adaptarlo a las posibilidades de cada
sujeto. Sin embargo, debemos recordar que los fines de la educación son los mismos para
todos/as los/as niños/as, tengan o no discapacidades. Este principio debe guiar el diseño y
aplicación de propuestas específicas para alumnos/as con discapacidad, en términos de
estrategias didácticas y organización del tiempo de aprendizaje adecuados a sus
necesidades.
Asimismo, es importante reflexionar sobre las propuestas curriculares para las
personas que no han completado su escolaridad obligatoria en las edades previstas. Si bien
tales propuestas deben atender en la reorganización de sus contenidos, tiempos,
organización institucional y estrategias didácticas a las particularidades de los sujetos
destinatarios y sus necesidades de formación, se debe tomar como punto de partida y
referencia para su elaboración las finalidades, enfoques curriculares y contenidos
prescriptos en el curriculum común del nivel. La atención desde el curriculum a un sujeto
adulto o adulto mayor debe poner a su disposición oportunidades de aprendizaje adecuadas
a sus requerimientos, que reconozcan y acrediten saberes obtenidos por medios no
escolares y garanticen el acceso a los mismos contenidos que se prescriben para los/as
niños/as, los/as adolescentes y los/as jóvenes. La enseñanza por ello supondrá una
organización distinta de los contenidos, en el marco de diferentes ordenamientos
institucionales y didácticos, consolidando la democratización educativa que multiplica
oportunidades pero evita la producción de circuitos diferenciados que pudieren derivar en
desigualdades educativas.
En conclusión, los aportes curriculares destinados a atender necesidades
particulares de los/as alumnos/as derivadas de discapacidades o de características etáreas
constituyen propuestas de reorganización de contenidos y selección de estrategias de
enseñanza que fortalecen el curriculum común, en respuesta a un derecho que se añade a
su carácter de sujetos de la educación común.
2.2. Diseños curriculares prescriptivos
Los diseños curriculares son prescriptivos porque pautan la enseñanza de
conocimientos social y científicamente significativos, pertinentes a la compleja realidad
socio-cultural.15 El término hace referencia a la dimensión normativa del curriculum, en tanto
15 Si bien todos los diseños curriculares tienen un carácter prescriptivo, el alcance de la prescripción es variable,
puesto que depende del nivel de detalle y de los componentes curriculares que se incluyen. Utilizar este adjetivo
Corresponde al Expediente N° 5802-2.648.638/07
15
los diseños establecen con carácter de ley qué y cómo enseñar en los establecimientos
educativos de la provincia.16
El carácter prescriptivo marca una diferencia con el discurso de autonomía
institucional en lo referente a las decisiones curriculares, promovido durante la década de
1990, que tuvo su origen en la desresponsabilización del Estado como garante de lo común.
Esta política produjo como consecuencia una alta fragmentación de las prácticas de
enseñanza, reforzando las desigualdades en el acceso y en la apropiación de los
conocimientos y, por lo tanto, las desigualdades sociales. De esta forma, se desvirtuaron las
potencialidades que podrían haber desarrollado las instituciones educativas en cuanto a su
capacidad de participación, de decisión, de mirar reflexivamente sus propias realidades y
contextos y de distribuir con justicia los conocimientos como bienes simbólicos comunes.
Por esta razón la política curricular actual de la provincia se distancia de la
caracterización de los diseños como abiertos y flexibles (tal como se definían en el Diseño
Curricular de la Provincia de Buenos Aires del año 1999) y enfatiza su carácter prescriptivo
en pos de garantizar la unidad del sistema educativo provincial y la igualdad de los sujetos
en su derecho a la educación.
En la apropiación de los diseños como herramientas de trabajo y en su
implementación en prácticas de enseñanza situadas, los/as docentes ponen en acto su
capacidad profesional y creativa y toman decisiones; pero siempre con la responsabilidad de
que los/as alumnos/as a su cargo tengan acceso a los conocimientos seleccionados para
todos/as los/as niños/as, adolescentes, jóvenes, adultos/as y adultos/as mayores. Esta
responsabilidad no es exclusiva de los/as docentes. La estructura de conducción del
gobierno provincial asume la responsabilidad principal de garantizar el derecho de los/as
alumnos/as al acceso a los conocimientos asegurando los medios y condiciones, tales como
los documentos curriculares, y confía en el/la docente, como agente estatal, capaz de
concretarlo.
para describir estos diseños en particular puede resultar tautológico, sin embargo, la decisión responde a la
intención de diferenciarlos de los documentos abiertos y flexibles implementados a partir de la Ley Federal de
Educación. (Cf. Terigi, Flavia, 1999). Estas cuestiones se desarrollan también en el apartado denominado “El
curriculum en la institución educativa”.
16 Estos diseños curriculares son aprobados por Resolución. Se utiliza el término ley en sentido amplio.
2.3. Diseños curriculares paradigmáticos
Los diseños curriculares son paradigmáticos porque centralizan una serie de
conceptos que, al articularse, entretejen nuevos sentidos, enmarcando, direccionando y
fundamentando la totalidad de la propuesta político-educativa.
Los conceptos que se desarrollan articuladamente en este Marco General son:
inclusión, interculturalidad, justicia, sujeto pedagógico, enseñanza, ciudadanía, trabajo,
ambiente, saberes socialmente productivos.17
2.4. Diseños curriculares relacionales
Además, los diseños curriculares son relacionales en tres sentidos: en primer lugar,
porque los conceptos seleccionados –a los que se hizo referencia en el apartado anteriorguardan
vínculos de pertinencia y coherencia entre sí; en segundo lugar, porque los
procesos de revisión, diseño y desarrollo curricular son entendidos como procesos
simultáneos que se dan en un diálogo permanente con las prácticas docentes; y en tercer
lugar, porque se adopta una concepción relacional del sujeto pedagógico, tal como se
desarrolla a continuación.
3. Sujetos y enseñanza
3.1. El sujeto pedagógico y la enseñanza
Toda propuesta político educativa se fundamenta en determinadas concepciones
que le otorgan su significación y delinean sus propósitos y contenidos.
Los diseños curriculares de la provincia se basan en una concepción relacional del
sujeto pedagógico. Esta noción no se refiere ni al/a la docente ni al/a la alumno/a por
separado, sino al vínculo entre ambos/as. El sujeto pedagógico es la relación que se
produce entre diversos sujetos sociales que ingresan a la escuela –constituyéndose en ella
como educadores/as y educandos- mediada por el curriculum. Este tercer elemento -el
17 Estos conceptos paradigmáticos son compartidos por todos los niveles educativos. Cada diseño curricular
incorpora otros específicos del nivel.
Corresponde al Expediente N° 5802-2.648.638/07
17
curriculum- es el que otorga al vínculo su especificidad pedagógica y el que da lugar a los
procesos de enseñanza y de aprendizaje. Estos procesos son diferentes y complementarios.
La enseñanza le corresponde al/a la educador/a y está destinada a propiciar, de
manera sistemática, los aprendizajes de los educandos. Sin embargo, al tratarse de
prácticas sociales que suponen interacción, el/la docente también resulta involucrado/a en
aprendizajes que lo/la modifican en diferentes planos subjetivos, seguramente distintos de
los múltiples cambios que viven sus alumnos/as al aprender. Es importante superar la
conceptualización de enseñanza-aprendizaje tan difundida en el discurso pedagógico a fin
de encarar con mayor claridad la consideración reflexiva y práctica de la intervención del/de
la docente en los procesos formativos.
La enseñanza es entendida como la práctica social de transmisión cultural para
favorecer la inserción creativa de los sujetos en las culturas. Enseñar es transmitir
conocimientos, prácticas sociales, normas, lenguajes y generar situaciones de aprendizaje
para su construcción y reconstrucción. En este proceso no sólo se producen saberes sino
modos de vincularse con el conocimiento, aspectos que sólo se aprenden en relación con
otros/as. La apropiación y reconstrucción cultural genera nuevos sentidos y proyectos de
vida; por ello, el sujeto que aprende también se transforma y construye subjetividad.
Conviene advertir que suele asociarse el énfasis en la enseñanza y la revalorización de la
transmisión con la transferencia lineal de contenidos en desmedro de la posición activa y
constructiva del sujeto. Sin embargo, la libertad que requiere la construcción subjetiva sólo
es posible en marcos culturales. La conquista de la subjetividad y del lazo social se produce,
entonces, en el diálogo entre alumnos/as y docentes en torno de lenguajes, convenciones,
símbolos e instrumentos de las culturas.
Las instituciones educativas y los/as docentes, a partir de la profunda crisis social y
económica que vivió nuestro pueblo en los últimos años, se vieron desbordados/as por la
imprescindible atención a múltiples demandas desde el único retazo del Estado que
quedaba en pie. Fue así que las escuelas alimentaron, asesoraron, consolaron, asistieron a
los/as niños/as y adolescentes y sus familias, cuando no también a los alumnos/as
adultos/as. Algunos discursos reclamaron liberar a los/as docentes de estas tareas que
los/as distrajeron de su especificidad. Sin embargo, las escuelas pueden y deben articular
su actividad específica –la enseñanza- con la consideración completa de las vidas de sus
alumnos/as, es decir atender, amparar, ofrecer filiación: políticas de cuidado que en todas
las épocas las escuelas brindaron. La enseñanza no se contrapone al cuidado, lo incluye. El
reconocimiento del/de la alumno/a en sus características personales, familiares, culturales,
sociales, de género permite ofrecerle el amparo, siendo éste, una de las condiciones para
que el aprendizaje sea posible.
Esta concepción de enseñanza requiere múltiples vínculos entre sujetos y de ellos
con la sociedad y las instituciones. Entre todas las articulaciones, la relación pedagógica
docente-alumnos/as resulta de fundamental importancia.
Esta relación es necesariamente asimétrica. La asimetría pedagógica supone
diferentes responsabilidades y posiciones de poder que no deben confundirse nunca con
relaciones de dominación y subalternidad. La asimetría es la que permite que ocurra la
enseñanza y los aprendizajes. El/la docente se posiciona en un rol diferente del/de la
alumno/a y, como sujeto adulto, tiene la responsabilidad de proporcionar los medios para
que se produzcan los buenos aprendizajes de los/as alumnos/as, y ellos/as, de
comprometer su trabajo para lograrlo.
La autoridad pedagógica se construye en el/la docente a partir del ejercicio de un
saber experto que demuestra conocer lo propio: lo que se enseña y cómo hacerlo. Se ejerce
a partir de la presencia y la escucha, con el indispensable reconocimiento del/de la otro/a y
por medio de procesos de negociación y de acuerdo que regulan la actividad de aprendizaje
y la convivencia de los grupos.
Además, la asimetría entre docentes y alumnos/as nos remite a reflexionar sobre la
necesaria solidaridad intergeneracional que hace posible la constitución de un legado
ineludible para poder mirar al futuro con esperanza creativa. El intercambio entre
generaciones contribuye a la construcción histórica de oportunidades y cuestionamientos, en
fin, de avances para la cohesión de una sociedad democrática.
3.2. El conocimiento en la relación pedagógica
Resulta oportuno destinar algunas líneas a la descripción de la perspectiva sobre el
conocimiento adoptada por los documentos curriculares dado que aquél constituye uno de
los elementos primordiales que median en la relación entre docentes y alumnos/as.
Se entiende por conocimiento aquellos significados construidos y consensuados
socialmente, de carácter provisorio, problematizado y cuestionable. Esto implica pensar que
Corresponde al Expediente N° 5802-2.648.638/07
19
el conocimiento no es un reflejo fiel de objetos o fenómenos externos al sujeto que conoce
sino un producto resultante de su interpretación. En el proceso de construcción del
conocimiento el sujeto elabora comprensiones acerca del objeto a conocer. Estas
comprensiones son múltiples, dependiendo de los enfoques, prenociones, valores,
ideologías, entre otros elementos, del sujeto que conoce en el marco de su grupo social de
referencia.
Sin embargo, el conocimiento académico es una construcción provisoria que se
valida intersubjetivamente a partir de diferentes grados de consenso de la comunidad
académica.
El conocimiento que se produce en diferentes ámbitos sociales (científicos, artísticos,
filosóficos, de la vida cotidiana, del trabajo, etcétera) se reelabora creativamente tanto en la
elaboración de diseños curriculares como en las prácticas de enseñanza y de aprendizaje
transformándose en conocimiento escolar. Este último no resulta una simplificación del
conocimiento cultural del que deriva, sino un nuevo producto cultural que tiene otras
finalidades, funciones y utilidades, además de otras lógicas y circuitos de producción,
desarrollo y difusión.
El conocimiento escolar se construye en la interacción y el diálogo entre docentes y
alumnos/as. Este intercambio permite, a su vez, la problematización, la interrogación acerca
de los objetos de conocimiento, lo que favorece su reconstrucción individual por parte de
cada uno de los/as alumnos/as. Además, posibilita mediante la reflexión y conceptualización
de las prácticas de enseñanza, la producción por parte del/de la docente de un saber
didáctico.
3.3. El sujeto docente
A lo largo de la historia de la pedagogía de nuestro país, la tarea docente se ha
caracterizado por su complejidad. Desde sus inicios, la docencia fue convocada por el
Estado nacional para hacer cumplir sus mandatos históricos de ciudadanía. Esta
conformación identitaria elaborada durante más de 100 años, ha dejado huellas imborrables
en la representación social e individual de la docencia. El componente vocacional –instalado
a fines del siglo XIX-, el profesional – sostenido durante distintos períodos y con diferentes
connotaciones-, y su condición de trabajador/a asalariado/a, constituyen una configuración
particular.
En el marco de los cambios que las nuevas regulaciones del sistema educativo
nacional y provincial han impulsado y en función del espíritu que atraviesa los documentos
curriculares que introduce este Marco General, es importante resaltar que la concepción
relacional del sujeto pedagógico plantea como ineludible considerar al/a la docente como
agente activo e irremplazable para la toma de decisiones curriculares.
En este sentido, la mediación que los/as docentes hacen al interpretar las
indicaciones curriculares, al descontextualizar y recontextualizar los saberes propios de las
distintas disciplinas -producidos por otros/as en otros contextos y que son patrimonio y
legado común- para re-crearlos y transmitirlos, los/as ubica como profesionales críticos/as
capaces de dar sentido a su diario accionar. El/la docente es productor/a de conocimiento,
un conocimiento relacionado con la transmisión cultural y la generación de condiciones que
hacen posibles los aprendizajes en cada uno de los contextos específicos.
Los/as docentes se encuentran interpelados cotidianamente por la multiplicidad de
funciones y tareas, muchas de ellas cruciales e imprevisibles, para las cuales deben aplicar
su habilidad, su experiencia y su saber acumulado en las circunstancias específicas del aula
–siempre únicas e irrepetibles-, que provocan la búsqueda de estrategias que organicen su
acción. Sensibles ante las diferencias sociocontextuales de sus alumnos/as y de la
comunidad local en la que se inserta la escuela, se desafían a sí mismos/as al analizar
reflexivamente sus prácticas de enseñanza, con el fin de revisarlas y mejorarlas. Así,
transforman sus experiencias en conocimiento profesional y participan en el desarrollo
curricular como actores protagónicos de la acción pedagógica. Para ello, es preciso que se
apropien críticamente de los documentos curriculares como instrumento esencial de su
práctica educativa, profundicen su conocimiento acerca de los contenidos disciplinares a
transmitir y encuentren procedimientos originales para no enajenar su tarea.
En la vertiginosa y compleja sociedad actual las intervenciones docentes necesitan
ser cada vez más creativas. La búsqueda incesante de estrategias variadas, significativas y
pertinentes permite reconocer que no alcanza con saber aquellos conocimientos a transmitir,
sino que es preciso además el compromiso ético de presencia y confianza en las
posibilidades de todos para aprender.
Corresponde al Expediente N° 5802-2.648.638/07
21
En este camino juegan un papel fundamental la biografía escolar de cada educador,
su formación inicial y el proceso medular de educación continua que se produce
cotidianamente en el territorio de la escuela con sus pares y colegas. El saber docente,
sostenido y acompañado por el Estado que garantiza el derecho a enseñar y a aprender,
demanda hoy generar los espacios de producción y circulación de aquellos saberes para
ubicarlo en el centro del escenario pedagógico, como parte de una comunidad profesional
que destituya la aparente soledad de su acción y renueve diariamente su compromiso ético
y político con la escuela.18 Con estos objetivos, el Estado provincial crea la Universidad
Pedagógica Provincial y, a partir de los nuevos diseños curriculares, fortalece la
capacitación continua y la formación superior docente.
3.4. Los sujetos sociales complejos
El término sujeto contiene en sí mismo la noción de relación, de estar unido a –sujeto
a- una psiquis, un lenguaje, una sociedad, una cultura, una historia, un ambiente y a otros
sujetos. Sujeción que no ha de entenderse como determinación, sino como condición de
identidad.
Tanto el/la alumno/a como el/la docente que, mediados por el conocimiento,
conforman el sujeto pedagógico son sujetos sociales complejos.
A continuación, se desarrollan algunos de los aspectos que hacen a esta
complejidad.
3.4.1. Sujetos históricos
En tanto sujetos históricos están situados/as en un determinado momento de la
historia, en un presente que configura el escenario de su constitución, un presente
conformado por las continuidades y rupturas de un pasado y por los escenarios futuros
imaginados, proyectados o negados. El sujeto histórico, sin embargo, no está determinado
en su totalidad por las estructuras sociales producidas históricamente. Por un lado, porque
es un sujeto inconcluso, siempre en construcción; proceso que resulta conflictivo. Por otro
18 Las reflexiones sobre el sujeto docente son explícitas y extensas dado que ellos son los/as interlocutores/as de
estos documentos. En los diseños curriculares de cada nivel se desarrollan referencias al sujeto alumno/a.
lado, porque también las estructuras son incompletas y tienen fisuras y son los sujetos los
que con su acción contribuyen a su creación, conservación y/o destrucción.
El conocimiento del pasado hace posible el conocimiento del presente y las
representaciones del hoy resignifican la comprensión de la historia. A su vez, el sujeto en su
relación con otros proyecta un futuro que no está determinado. Por ser un proyecto humano
puede ser previsto, pensado, inventado a partir de los múltiples anticipos que la educación
permite instituir.
3.4.2. Sujetos e interculturalidad
Décadas atrás, la escuela intervenía, desde un lugar privilegiado, en la conformación
identitaria de los/as ciudadanos/as, intentando ocultar las diversidades culturales y las
desigualdades socioeconómicas y fortaleciendo así la idea de una cultura hegemónica y
homogeneizante. La identidad construida en función del rol de las personas dentro de la
institución educativa (docente y alumno/a) dominaba por sobre las otras identidades que las
conformaban. La heterogeneidad que siempre ha caracterizado a los sujetos estaba
invisibilizada.
En contraposición, hoy reconocemos que cada sujeto construye su identidad en
relación con otros/as y a partir de múltiples experiencias. La escuela, hoy más que nunca, se
despoja de la figura del/de la alumno/a como sujeto homogéneo para encontrarse con
plurales identidades infantiles, juveniles y de adultos/as que chocan –con mayor o menor
intensidad- con la identidad escolar esperada por la institución. ocultada
Al interior de la institución educativa no encontramos “docentes” y “alumnos/as”, sino
múltiples formas de ser docente y alumno/a. Unos/as y otros/as están marcados/as por
diversidades de género, de generación, de sexualidad, de lenguaje, de etnia, de consumos y
prácticas culturales, de proyectos, de religión y creencia y por desigualdades
socioeconómicas, que involucran también diferencias en las matrices de acción,
pensamiento, creencias y sentimientos.
No es posible, entonces, hablar de la infancia, la adolescencia y la juventud como
conceptos capaces de abarcar todas las manifestaciones y procesos involucrados en lo
infantil y lo juvenil. Más bien deberíamos hablar de la existencia de múltiples infancias,
adolescencias y juventudes, en virtud de la diversidad que caracteriza a los sujetos sociales.
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En nuestra provincia y nuestro país, la posición socioeconómica quizás sea la dimensión
que opera con mayor fuerza en los recorridos vitales diferenciados y desiguales: niños/as
que trabajan y se constituyen en sostenes económicos de sus hogares, adolescentes que
proyectan su futuro universitario, jóvenes que viven su paternidad/maternidad a edades muy
tempranas, niños/as que en su tiempo libre forman parte de agrupaciones culturales o
deportivas, entre muchas otras.
Dentro de la perspectiva intercultural, en este marco se destacan las diversidades
lingüísticas y discursivas. En situaciones de aprendizaje y de enseñanza los sujetos utilizan
el lenguaje –los textos orales y escritos y la conversación- para construir, ampliar, modificar
e integrar conocimientos. No se trata sólo de hablantes/escribientes/oyentes/lectores,
también son miembros de grupos y de culturas. Las reglas y las normas discursivas de los
sujetos comportan significados, creencias, sistemas de pensamiento, es decir, son
dimensiones cognitivas que están insertas y se revelan en situaciones y estructuras
sociales. Estas prácticas discursivas –configuradoras de pensamiento- son de carácter
social y generalmente portadoras de intereses e ideologías del grupo de pertenencia.
A partir de la consideración de estas diversidades, las interacciones complejas entre
grupos y sujetos abren posibilidades de intercambio en el conocimiento para la comprensión
de otras lógicas y de otros sentidos atribuidos al objeto de enseñanza o al trabajo escolar.
Por ello, las prácticas discursivas desde la perspectiva de la diversidad lingüística e
intercultural son fundamentales en la formalización de habilidades de pensamiento y en las
configuraciones ideológicas y cognitivas.
Con mayor detalle se presenta al final de este documento y bajo el título Sujetos en
diálogo intercultural la problemática de las diversidades lingüísticas y el papel del Estado,
una relación que teóricamente se ubica en el campo de las políticas lingüísticas. De esta
manera se reconoce la complejidad de nuestra realidad lingüística bonaerense, ya
considerada en la legislación vigente, y que la escuela debe incorporar como un
componente de las múltiples instancias de alfabetización.
En síntesis, en las instituciones educativas de la provincia de Buenos Aires se
propone una intervención dirigida a orientar y favorecer la interrelación entre culturas, no
entendida como “tolerancia hacia lo diverso”; sino desde una perspectiva intercultural, que
valore la interacción y comunicación recíprocas y comprenda a las diversidades desde una
perspectiva de derechos.
3.4.3. Sujetos de derecho
Educadores/as y educandos son sujetos de derecho. El avance en el reconocimiento
de los niños/as, adolescentes y jóvenes, legalizado y legitimado en las Declaración de los
Derechos Humanos y en la Convención sobre los Derechos del Niño –reconocidas en las
constituciones nacional y provincial- marcan derechos y obligaciones respecto de estos
grupos etáreos.
La institucionalización de estos marcos legales en la provincia de Buenos Aires se
profundiza a partir de la sanción de la Ley N° 13.298 de la Promoción y Protección Integral
de los Derechos de los Niños de diciembre de 2004. Este marco jurídico sienta las bases
para la transformación del sistema de atención a la infancia en su totalidad, fuertemente
signado por las prácticas vinculadas a la doctrina de la situación irregular, que se legitima en
nuestro país con la sanción de la Ley de Patronato en 1919. En este proceso de
transformación aún resta camino por recorrer para la materialización de los principios
legales en prácticas e instituciones concretas.
La doctrina de la situación irregular definía negativamente a los/as niños/as y jóvenes
a partir de sus carencias, es decir, se los/as consideraba personas incompletas, que no
tenían saberes, ni capacidades, ni gozaban de los mismos derechos fundamentales que se
les reconocían a los/as adultos/as. Por esa razón, debían ser objeto de “protección” y tutela
por parte del Estado, que debía intervenir y controlar a aquellos/as niños/as que
propendieran a una conducta peligrosa, irregular, antisocial, aun antes de que cometieran
alguna falta a las normas. Además estos planteos establecían una clara distinción entre
los/as niños/as pertenecientes a ámbitos sociales favorecidos y aquellos/as provenientes de
familias empobrecidas, que eran visualizados/as como potenciales delincuentes. Esta
perspectiva acerca de la infancia no sólo rigió en términos jurídicos, constituyó una matriz
socio-cultural, impuso determinadas lógicas de acción y pensamiento que operan aún hoy
en prácticas y discursos sociales e institucionales.
Apartándose de esta lógica, y en el marco de la Convención Internacional sobre los
Derechos del Niño, la Dirección General de Cultura y Educación concibe a los/as niños/as y
jóvenes como sujetos de derecho, es decir, como actores sociales clave, protagonistas
activos/as de la comunidad y, por lo tanto, no sólo portadores de derechos futuros, sino
Corresponde al Expediente N° 5802-2.648.638/07
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sujetos que deben ejercer sus derechos en el presente. Desde esta perspectiva los/as
niños/as, adolescentes y jóvenes son ciudadanos/as plenos/as. No deben esperar a la
mayoría de edad para gozar de su ciudadanía, sino que se constituyen en ciudadanos/as
desde su nacimiento.
Esta postura modifica sustancialmente las interacciones que frecuentemente se
producen en las instituciones escolares. Es en este sentido que se propone la organización
de una escuela en la que todos/as sus miembros –docentes, alumnos/as, comunidadpuedan
participar, tomar decisiones, comprometerse, pronunciar su palabra y ser
escuchados/as, idear proyectos de vida, favoreciendo así la democratización de los
espacios escolares.
3.4.4. Sujetos y trabajo
El trabajo es una dimensión fundamental en la conformación del sujeto social. En un
sentido amplio, es comprendido como la actividad creativa y transformadora de la naturaleza
y de las culturas para satisfacer las necesidades de los sujetos. Es decir, que no queda
reducido al término empleo, entendido como la forma particular que adquiere el trabajo en la
sociedad capitalista. Se incluyen en el concepto de trabajo aquellas actividades de
producción material y simbólica realizadas en el espacio del hogar y en los más diversos y
variados espacios públicos, entre los que ocupa un lugar central la escuela.
El trabajo es una fuente de sentido y de experiencia, y es por eso que, a la vez que
transforma a su medio, el sujeto que trabaja se forma y transforma a sí mismo, construyendo
también en este proceso su identidad. Posibilita además la inscripción de los sujetos en la
trama social en la actividad creativa de producción material y simbólica y, en este sentido,
constituye un elemento constructor y articulador de la sociedad.
El discurso y el imaginario acerca de la cultura del trabajo han intervenido
históricamente en la construcción de la identidad de los sujetos en nuestro país,
constituyéndose en un eje vertebrador identitario, a tal punto que aún aquellos excluidos de
los circuitos formales del trabajo se definen desde ese lugar como desocupados/as,
trabajadores/as desempleados/as, etcétera.
Por todo lo expuesto, los diseños y propuestas curriculares de la provincia de
Buenos Aires introducen el trabajo y la cultura del trabajo como fundamento organizador de
las prácticas educativas en todos los niveles. Este eje se incluye con diferentes sentidos y
contempla en los diseños curriculares de cada nivel las especificidades de los sujetos y los
contextos. Por un lado, la perspectiva está puesta en la formación de los sujetos para su
futura inserción laboral –actual en el caso de muchos de nuestros/as alumnos/as-; por otro,
se busca que los/as alumnos/as se apropien de valores, actitudes y prácticas de índole
productiva, vinculadas a la autonomía, la colaboración con otros/as, la capacidad de
escucha, la solidaridad, el esfuerzo que permite sostener la continuidad en las tareas y el
cuidado del espacio público.
3.4.5. Sujetos y ambiente
La cuestión ambiental ha ido cobrando importancia desde las últimas décadas del
siglo XX y es hoy en día una temática ineludible. La degradación del ambiente-ecológico se
demuestra en múltiples problemáticas: a nivel mundial -en los cambios climáticos, las
guerras por el petróleo, los conflictos por el agua- y a nivel regional -en el deterioro de los
recursos naturales causado por los monocultivos, por ejemplo la soja, la contaminación de
la cuenca Matanza-Riachuelo y el no tratamiento de los residuos urbanos-.
La crisis del ambiente-ecológico deviene de la intervención que la sociedad ejerce
sobre el mismo. La degradación ambiental–ecológica se traduce además en degradación
social –en descomposición del tejido social-, que se manifiesta en el aumento de la brecha
entre unos/as pocos/as que concentran la riqueza y una gran mayoría de pobres,
marginados/as y excluidos/as; en el contraste entre la satisfacción de un indiscriminado
consumo por parte de un sector minoritario de la sociedad y el crecimiento del hambre y las
condiciones insalubres de vida de las mayorías; y en cómo la calidad de vida de la población
y de los/as niños/as y jóvenes en particular, ha quedado subordinada a los fines económicos
del mercado, en desmedro de la vida fundada en valores, el bien común y la solidaridad.
De esta manera, los modelos de desarrollo que han caracterizado a la modernidad
evidencian más que nunca la insustentabilidad de sus principios. Son principios basados en
un “progreso” científico y tecnológico hegemónico, que suponen la exclusión de millones de
ciudadanos/as y que han cosificado a la naturaleza como objeto de estudio sin reparar en la
intervención de la acción humana sobre ella, ni en el impacto social que esto significa.
Desde esta concepción se imponen modelos de desarrollo productivo a corto plazo, con el
Corresponde al Expediente N° 5802-2.648.638/07
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fin de obtener mayores ganancias, sin considerar las dinámicas y temporalidades ecológicas
y culturales de largo plazo. Este enfoque de desarrollo se sustenta más en creencias e
intereses, que en el conocimiento y los valores.19
En contraposición a la visión del ambiente como “escenario natural” en el que las
personas desarrollan su existencia, es decir, como algo ajeno y externo a lo social, el
curriculum de la provincia adopta una concepción que lo entiende como el resultado de
interacciones entre sistemas ecológicos, socioeconómicos y culturales.
Para pensar en un nuevo y posible desarrollo desde esta posición surge el concepto
de sustentabilidad que parte de la idea de una nueva relación entre sociedad, economía,
cultura y ambiente natural. Se trata de un vínculo en el que la ciencia y la tecnología puedan
ser utilizadas con un sentido ético sustentable, abarcando cuatro dimensiones: ambiental,
social, cultural y política. La sustentabilidad ambiental hace referencia a la acción de
minimizar el uso de los recursos naturales, los residuos y la contaminación y preservar la
biodiversidad. La sustentabilidad social se vincula a la promoción de la justicia social,
satisfaciendo las necesidades humanas y favoreciendo una buena calidad de vida por medio
de estándares de vida dignos. La sustentabilidad cultural supone la continuidad de prácticas
interculturales. Por último, la sustentabilidad política permite afianzar la democracia y la
participación ciudadana.
Desde la perspectiva del desarrollo sustentable, las generaciones en el presente
cubren sus necesidades actuando en clave prospectiva, sin comprometer las posibilidades
de satisfacción de las necesidades de las generaciones futuras. En este proceso prospectivo
la conciencia y la reflexión política respecto de lo que desechamos y lo que consumimos son
insoslayables instancias pedagógicas, con el fin de introducir prácticas de cuidado en la
producción y el consumo. La sociedad mercantilizada consume y desecha bienes naturales
y culturales, e incluso seres humanos. Reflexionar y actuar desde esta concepción ética
posibilita sembrar sustentabilidad como legado para las próximas generaciones.
Respecto de este tema se expresa en la Fundamentación que acompañó la
presentación del proyecto de Ley de Educación Provincial “sólo tiene sentido educar sobre
la base de una ética que reconozca en la humanidad, y en su diversidad, la posibilidad y la
obligación de construir conocimiento que sirva primordialmente para proyectar
19 Cf. Leff, Enrique, s/f.
indefinidamente hacia el futuro la preservación de las bases naturales de sustentación de la
sociedad y la posibilidad del conjunto del Pueblo de construir en ese marco su derecho a la
vida digna y creativa”.20
Por lo tanto, la provincia de Buenos Aires propicia una educación ambiental que
enfatiza la formación de sujetos críticos, sensibles a la crisis del ambiente y activos/as en la
creación de prácticas sustentables. Por esa razón, los diseños y propuestas curriculares
vinculan los contenidos y enfoques de las distintas áreas del conocimiento con los de la
educación ambiental, destacando los derechos y las prácticas en relación con el ambiente y
promoviendo la superación de visiones fragmentadas. Asimismo, habilita los debates acerca
del desarrollo, la sustentabilidad, la calidad de vida, la producción y el trabajo, la ciencia y la
tecnología, la ciudadanía, etcétera, en el marco de una pedagogía basada en el diálogo de
saberes socialmente productivos que aporten nuevas relaciones al entramado entre la
sociedad y la naturaleza. En la implementación de los diseños y propuestas curriculares en
los procesos de enseñanza resulta indispensable abordar esta complejidad atendiendo a los
procesos locales, que por su cotidianeidad y aproximación vital, favorecen una comprensión
global de los problemas de la relación sociedad-naturaleza.
3.4.6. Sujetos, género y sexualidad
Otro de los aspectos que hacen a la complejidad de los sujetos sociales es la
sexualidad y la identidad de género.
El concepto de género refiere a que las definiciones acerca de lo femenino y lo
masculino constituyen construcciones culturales e históricas. Las características y roles que
definen el “ser varón” y el “ser mujer” no están naturalmente dadas sino que constituyen
expectativas sociales contextual e históricamente definidas. Desde el momento del
nacimiento el sujeto incorpora estas expectativas y concepciones hegemónicas acerca de lo
masculino y lo femenino, que influyen en su forma de pensar, sentir y actuar. Resulta
fundamental reflexionar sobre el carácter cultural de estos supuestos a fin de poner en
cuestión los estereotipos de género, que hacen creer, por ejemplo, que las nenas
necesariamente son sensibles y prolijas en contraposición a los nenes, fuertes y dinámicos.
20 Fundamentación de la Ley de Educación Provincial N° 13.688, p. 6.
Corresponde al Expediente N° 5802-2.648.638/07
29
Al igual que el género, la sexualidad no es algo naturalmente dado. No es sinónimo
de genitalidad ni se reduce a las relaciones sexuales; sino que involucra prácticas,
pensamientos, valores, sentimientos, actitudes, creencias, placeres y deseos de las
personas a nivel sexual así como también las características biológicas y las sensaciones
que se manifiestan en el cuerpo.
La forma de vivir la sexualidad es una experiencia que varía de persona en persona
y que también se vincula con las expectativas sociales acerca de cómo deberían actuar
varones y mujeres, es decir, con el género.
Todas las personas tienen derechos vinculados a su vida sexual, los que se
denominan derechos sexuales y reproductivos. Esto significa que todos/as tienen derecho a
disfrutar de su sexualidad, a decidir con autonomía, a ser respetados/as en su identidad y en
su intimidad, a no ser abusados/as y a no sufrir ningún tipo de discriminación, entre otros
aspectos.
En las instituciones educativas resulta fundamental introducir este debate, tanto
desde los contenidos de las materias y áreas de conocimiento, como en las mediaciones
pedagógicas que realizan los/as docentes:21
• Por un lado, es preciso introducir el cuidado del propio cuerpo y la educación sexual
en relación con los contenidos que se abordan en distintas áreas curriculares y no
sólo en materias vinculadas a las ciencias naturales, teniendo en cuenta las edades
de los/las alumnos/as. Esta inclusión se realiza desde un enfoque positivo y
propositivo de la sexualidad, que complementa la mirada biológica desde una
perspectiva socio-histórica, comprendiendo los derechos sexuales y reproductivos.
Desde esta concepción la educación sexual no se reduce a brindar información para
prevenir embarazos no planificados e infecciones de transmisión sexual ni se vincula
exclusivamente con consecuencias negativas o posibles peligros de la actividad
sexual. Se constituye, en cambio, en un espacio para el conocimiento del propio
cuerpo, para la comprensión y vivencia de la sexualidad como práctica humana a
partir de la cual se construyen afectos y vínculos y se experimentan orientaciones,
21 La incorporación de estas cuestiones no sólo se sustenta en la Ley N° 26.150 de Creación del Programa
Nacional de Educación Sexual Integral, sino también en la Ley N° 25.673 de creación del Programa Nacional de
Salud Sexual y Procreación Responsable y en la Ley Nacional de Sida Nº 23.798. Cf. Sitios del Ministerio de
Educación, Ciencia y Tecnología de la Nación y del Ministerio de Salud de la Nación, http://www.me.gov.ar y
http://www.msal.gov.ar
placeres y deseos. La educación sexual debería posibilitar a los sujetos vivir plena y
responsablemente su sexualidad, reconociendo y respetando diferentes formas de
vivirla.
• Por otro lado, es importante que los/as docentes consideren este enfoque en sus
mediaciones pedagógicas al momento de planificar sus intervenciones, de coordinar
grupos, de vincularse con sus alumnos/as y pares, de evaluar, de reflexionar sobre
sus propias prácticas. En este sentido, es responsabilidad de todos los/as adultos/as
de las instituciones educativas, en diálogo con las familias, garantizar que, al menos
en el espacio escolar, todos los sujetos sean respetados en su singularidad y puedan
ejercer sus derechos, evitando discriminaciones de género, cuestionando los
estereotipos que estigmatizan y afianzando el ejercicio democrático de la
convivencia.
3.4.7. Sujetos, comunicación y tecnologías de la información
Hoy no es posible hablar de los sujetos sin considerar el impacto de las tecnologías y
los medios de comunicación masivos, tanto en la construcción de sus subjetividades como
en sus modos de relacionarse. En las instituciones educativas estos procesos adquieren
particular relevancia, dado que hacen visibles las transformaciones socio-culturales que
experimentan tanto alumnos/as como a docentes, marcando profundas brechas
generacionales y nuevos modos de creación y circulación de los conocimientos.
Las escuelas asisten a la tensión que se establece entre los discursos, prácticas y
consumos culturales que circulan prioritariamente a través de los medios masivos y las
lógicas, concepciones y dinámicas propias de los espacios escolares, viviendo en muchas
oportunidades esta tensión como obstáculo insalvable en los procesos de enseñanza y de
aprendizaje. Esta sensación –si no es abordada, reflexionada y problematizada- ubica a
los/as educadores/as en un campo de batalla contra la mediatización de las culturas y los
efectos de los medios, dispuestos a expulsar estas prácticas y lógicas mediáticas de las
aulas.
No obstante, esta perspectiva no focaliza adecuadamente el problema: las
tecnologías de la información y la comunicación no son meros aparatos cuyos efectos
positivos o negativos dependen de su uso. Constituyen una dimensión importante de las
Corresponde al Expediente N° 5802-2.648.638/07
31
culturas contemporáneas, en tanto tienen la capacidad de configurar y transformar un
conjunto de prácticas, saberes y representaciones sociales, extendiendo este proceso a
todas las formas de la vida cotidiana y no sólo a situaciones específicas en las que los
sujetos se exponen a la recepción de productos mediáticos.
Las mediaciones tecnológicas propiciaron modos de percibir, de razonar e interpretar
el mundo, que se diferencian de la lógica de la escritura. Mientras esta última se caracteriza
por la linealidad, la progresividad en la presentación de las ideas, que facilita el desarrollo de
habilidades como la argumentación y la abstracción; las tecnologías de la información y la
comunicación potencian otras habilidades, como la capacidad de apropiación de estímulos
visuales a gran velocidad, la facilidad para realizar diferentes tareas al mismo tiempo, la
apropiación de lenguajes que se expresan a partir de múltiples soportes. Es así que nos
encontramos con niños/as y jóvenes que pueden rápidamente adaptarse a diversos
contextos, que disponen de una notoria capacidad para utilizar las tecnologías y de rapidez
para percibir y articular imágenes.
Las tecnologías de la información y la comunicación transformaron, a su vez, las
nociones de tiempo y espacio. La velocidad en la transmisión de información quebró la
lógica del espacio, acercó lugares distantes geográficamente, generó la necesidad de
conocer anticipadamente. Potenció también nuevos modos de producción y circulación del
saber. Durante siglos el conocimiento se había centralizado territorialmente, controlado a
partir de dispositivos técnico-políticos y vinculado a determinados actores sociales.
Actualmente, los saberes se han descentrado y deslocalizado, circulan por fuera de los
espacios tradicionalmente legitimados, adquiriendo la forma de información –fragmentaria,
dispersa, desarticulada- y desdibujando su carácter “científico”.
Asumir estas premisas no significa propiciar la incorporación acrítica de los medios
en la escuela, ni caracterizarlos como inocentes maquinarias destinadas a integrar, informar
y entretener a la comunidad. Reconocemos la existencia de procesos de concentración de la
producción mediática a partir de la transnacionalización de la cultura y la economía, que
devinieron en la conformación de multimedios y, como consecuencia, en la multiplicación de
voces homogéneas bajo la apariencia de pluralidad. Advertimos la capacidad de incidencia y
de visibilización de determinadas perspectivas hegemónicas –vinculadas con el consumismo
y la lógica de mercado- propias de los medios masivos. Sin embargo, para que los distintos
grupos sociales se apropien de estos discursos mediáticos y les confieran legitimidad, es
preciso que los reconozcan como valiosos y útiles para sus necesidades, expectativas,
deseos.
Los sujetos, en su capacidad reflexiva y creativa, son capaces de otorgar nuevos
significados a estos discursos, criticarlos, problematizarlos, transformarlos. La escuela
ocupa un lugar primordial en estos procesos. La incorporación de estos debates y
perspectivas en los diseños curriculares de los diferentes niveles y propuestas de las
modalidades otorga a los/as docentes el marco necesario para que produzcan alternativas
de enseñanza destinadas a promover mayores grados de reflexividad, favoreciendo de este
modo la desnaturalización de discursos y prácticas y su comprensión como construcciones
socio-históricas particulares.
Es preciso que los/as docentes propicien este trabajo analítico. No obstante, no es
probable lograrlo si la incorporación a la enseñanza de los medios masivos y las tecnologías
sólo contempla como objetivo hacer más entretenido el aprendizaje. Su abordaje se
fundamenta en la imperiosa necesidad de comprenderlos compleja y críticamente, en tanto
forman parte de la cotidianeidad de alumnos/as y docentes. La recuperación, el análisis y la
producción en lenguajes mediáticos facilitan la confrontación y el intercambio, la proyección
social de la propia voz, la apropiación de múltiples lenguajes y la socialización de los
saberes. Al involucrarse los/as educadores/as y educandos como interlocutores/as,
participan desde sus propias matrices culturales en la producción colectiva de conocimiento,
es decir, en una tarea que es sustancialmente política.
3.4.8. Sujetos y familias
A lo largo de este Marco General y en el apartado sobre interculturalidad,
particularmente, se han mencionado algunas de las múltiples dimensiones que configuran a
los sujetos, tales como el género y la sexualidad, los factores étnicos y etáreos, las
diversidades lingüísticas, las desigualdades socioeconómicas, entre muchas otras.
A estas variables deberíamos añadir las numerosas configuraciones familiares de los
alumnos/as y docentes.
En las últimas décadas el modelo tradicional de la familia nuclear se ha
transformado: cada vez es más evidente que los hogares de muchos de nuestros
alumnos/as no están conformados por un padre, una madre y uno/a o más hijos/as con roles
Corresponde al Expediente N° 5802-2.648.638/07
33
y funciones predeterminados. Este arquetipo coexiste actualmente con otros modos de
organización familiar cada vez más diversos. Las expectativas sociales basadas en la
representación tradicional de familia propician valoraciones negativas que provocan
sufrimiento en aquellos sujetos que no responden al modelo familiar socialmente aceptado.
Sin embargo, sea cual sea la configuración del grupo primario de referencia que
ocupa el lugar de familia, se reconoce su significatividad en la vida de cada sujeto a partir
del componente afectivo de las relaciones que la estructuran, de los lazos de solidaridad y
de afinidad que la caracterizan y de la función de inscripción del sujeto al mundo social y
cultural por medio de la interiorización de esquemas de percepción y legitimación de la
realidad. Todos ellos son componentes que determinan la primera filiación de un sujeto
sobre la que se funda el proceso de conformación identitaria.
En ciertas oportunidades a las escuelas les resulta dificultoso problematizar las
representaciones sociales cristalizadas acerca de cómo debe estar constituida la familia,
qué prácticas y valores deben sostener, qué funciones deben cumplir, etcétera. En estas
ocasiones las instituciones educativas pueden adoptar actitudes de exclusión,
desvalorización e incomprensión hacia aquellas personas que forman parte del grupo de
socialización primaria del niño/a o joven.
Revisar las concepciones de familia que predominan en el imaginario social como las
únicas legítimas y reconocer y valorar, desde una perspectiva de derecho, otras posibles
configuraciones es una responsabilidad ineludible de los/as docentes.
Es en este sentido que uno de los desafíos de la escuela consiste en explorar formas
creativas de comunicación, convocatoria y encuentro con las familias, estableciendo
espacios de respeto, colaboración y diálogo y afianzando vínculos que potencien los aportes
de ambas en la socialización y educación de los/as alumnos/as.
4. Educación pública en la provincia de Buenos Aires
4.1. Caracterización de la provincia de Buenos Aires
En el apartado “Enfoque de curriculum” se hizo referencia al curriculum como
selección arbitraria y transitoria que se realiza, entre otros aspectos, para y desde una
realidad socio-histórica y cultural compleja y heterogénea. Por esa razón, resulta pertinente
introducir algunas líneas referidas a las características sociales y económicas de la
Provincia, que nos permitan comprender las múltiples realidades que la habitan.
La diversidad de la provincia se manifiesta mediante diferentes paisajes y
poblaciones, en tanto que sus características y problemáticas han dado lugar a distintos
desarrollos locales. En este sentido, los datos cuantitativos nos permiten visualizar su
magnitud y complejidad.
La provincia tiene una superficie que excede los trescientos mil kilómetros
cuadrados, lo que representa el 11% del territorio nacional. Según los datos del Censo
Nacional 2001, se asienta en ella una población de casi catorce millones de habitantes, que
constituyen el 38,61% de la población total del país. Estos habitantes se distribuyen en 134
partidos, de los cuales 24 forman el Gran Buenos Aires también denominado conurbano
bonaerense.
Esta zona alberga a poco menos de nueve millones de habitantes en 3.627
kilómetros cuadrados. El entramado demográfico del conurbano bonaerense comprende
menos del 2% del territorio provincial, concentra el 60% de la población y el 70% de la
producción industrial.
Es interesante considerar que el conurbano forma parte de la denominada Región
Metropolitana de Buenos Aires (RMBA), que ofrece la variante de considerar al Conurbano
como espacio articulado con la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Así, la RMBA incluye el
Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) –que comprende la Ciudad Autónoma y los 24
partidos del Gran Buenos Aires- y otros partidos ubicados fuera del AMBA pero que tienen
fuertes interrelaciones con el resto de la metrópoli. Esta región se caracteriza por las
vinculaciones laborales, de servicios, de transporte y de problemáticas sociales específicas.
Su urbanización tiende a configurarse en forma de tentáculos, que van del centro hacia
fuera, presentando áreas de diversa densidad de población, infraestructura urbana, servicios
públicos, que aparecen más consolidados en el centro y más precarios en las periferias.22
Para comprender más acabadamente la complejidad del territorio provincial, resulta
valioso prestar atención a su producción económica primaria, secundaria y terciaria. En
cuanto a la producción primaria –que representa, según datos del año 2006, el 5% del total
de su economía-, se trata de la principal productora agrícola del país: cereales como trigo y
22 Cf. Kralich, Susana, 1995.
Corresponde al Expediente N° 5802-2.648.638/07
35
maíz, oleaginosas como soja y girasol, hortalizas, además de la ganadería bovina, la pesca,
la explotación forestal y la minería; ésta última relacionada fundamentalmente con la
extracción de insumos para la industria de la construcción. El sector secundario, vinculado
con las actividades industriales, representa el 34% de su economía, concentra el 40% del
total de locales manufactureros de la República Argentina y el 47,9% del valor bruto
industrial nacional. Las principales actividades industriales de la provincia son: la producción
de alimentos y bebidas; la industria siderúrgica y petroquímica; la producción metalmecánica
para la elaboración de automóviles, autopartes y maquinaria agrícola; la fabricación de
productos plásticos y resinas sintéticas; la producción de químicos y equipamiento
hospitalario y la fabricación de textiles e indumentaria. Por último, el sector terciario –que
representa el 61% del total de su economía- cuenta con actividades relacionadas con la
provisión de servicios empresariales, inmobiliarios, de transporte, de almacenamiento, de
comunicaciones, de comercio y de turismo.23
En cuanto al desarrollo de la infraestructura que da apoyo a sus actividades
económicas, Buenos Aires se abastece de energía térmica de generación propia,
hidroeléctrica –que llega de otras provincias por el sistema interconectado nacional- y
nuclear, procedente de la central de Atucha. Cuenta además con una densa red de
carreteras (aproximadamente quince mil kilómetros de ruta pavimentada), vías férreas que
presentan un dispositivo radial convergente hacia el puerto de Buenos Aires y una
importante infraestructura portuaria en sus costas atlánticas, además de puertos fluviales en
el Río de la Plata y el Paraná.
Para finalizar, resulta oportuno mencionar la relevancia de las exportaciones de
nuestra provincia.24 Según datos del año 2006, las colocaciones en el exterior alcanzaron
los 18.000 millones de dólares, que suponen el 39% de las ventas externas totales del país.
Las exportaciones bonaerenses se distribuyen en un grupo amplio de destinos que incluye a
más de 140 países, aunque con un grado considerable de concentración en América Latina.
Quienes tienen mayor participación son Brasil, Estados Unidos, Chile, México, China,
23 Cf. Ministerio de la Producción de la Provincia de Buenos Aires, http://www.bainversiones.mp.gba.gov.ar,
sitio consultado en agosto de 2007.
24 Cf. Ministerio de la Producción de la Provincia de Buenos Aires,
http://www.bainversiones.mp.gba.gov.ar/downloads/exportaciones.pdf , sitio consultado en agosto de 2007.
Uruguay, Países Bajos y España (en ese orden) que representan en conjunto el destino del
64% de la exportación provincial.
Los principales productos exportados se vinculan con los siguientes rubros:
transporte, industria química, petroquímica, minería (ya sea de producción primaria o
secundaria), materiales plásticos, cereales, carnes, grasas y aceites vegetales. En un
segundo plano, productos como miel, lácteos, pescados, medicamentos y cueros curtidos y
fundas para tapicería, entre otros.
Esta somera descripción de las características sociales y económicas de la
Provincia, permite dotar de sentido histórico-contextual a los documentos curriculares que
enmarcan la enseñanza en el sistema educativo.
4.2. Sistema y campo educativo
Si bien los documentos curriculares están destinados a pautar la enseñanza en el
sistema educativo, la DGCyE reconoce los distintos espacios en los que se producen
procesos de enseñanza y de aprendizaje. Esto se expone en la Fundamentación de la Ley
Provincial, en la que se plantea que “la educación abarca el conjunto de procesos formativos
que se desarrollan en todos los ámbitos sociales de la Provincia de Buenos Aires desde los
cuales se produce, intercambia, transmite y adquiere cultura: en las instituciones de
enseñanza y aprendizaje, en los movimientos e instituciones de la sociedad civil, en el
trabajo, en las actividades productivas y culturales y en los medios de comunicación”.25
Resulta necesario entonces distinguir entre la noción de sistema y la de campo
educativo. Con el primer término hacemos referencia a las instituciones públicas de gestión
estatal y privada de todos los niveles y modalidades que se desarrollan en los distintos
ámbitos, mediante las cuales el Estado garantiza el derecho social y universal a la
educación. El concepto de campo educativo, en cambio, resulta más abarcador, ya que da
cuenta de los múltiples espacios y prácticas a través de los cuales las personas vivencian
procesos formativos y construyen subjetividades, entre los que pueden mencionarse,
además de las instituciones educativas, las organizaciones de la comunidad, los grupos de
amigos/as, de trabajo, los clubes, los cybers, las diferentes configuraciones familiares y los
medios de comunicación.
25 Fundamentación de la Ley de Educación Provincial Nº 13.688, p. 1.
Corresponde al Expediente N° 5802-2.648.638/07
37
Los sujetos viven experiencias significativas en el sistema escolar y en el campo
educativo en general. Es importante, por lo tanto, fortalecer el diálogo y establecer lazos
entre el sistema y los demás espacios no escolares que conforman el campo, estimulando
intercambios y reconocimientos mutuos de los saberes y de las buenas prácticas que se
producen en uno y otros. Esta articulación favorece, a su vez, la construcción de saberes
socialmente productivos.
De esta manera el Estado tiene un doble compromiso: por un lado, en forma directa
e indelegable al brindar, garantizar y supervisar la educación pública que se ofrece en el
sistema educativo; y por otro, la responsabilidad ética al asumirse como impulsor, junto a
otras áreas del gobierno provincial, de la articulación entre saberes escolares –como los que
se presentan en los documentos curriculares- y otros saberes significativos.
4.3. El sistema educativo provincial
A partir de la sanción de la Ley de Educación Nacional y la Ley de Educación
Provincial, el sistema educativo de la jurisdicción se conforma por cuatro niveles y ocho
modalidades.
El Nivel Inicial abarca la educación de los niños de 45 días hasta los 5 años
inclusive, siendo obligatorias las salas de 4 y 5 años. Tanto la Educación Primaria como la
Secundaria contemplan seis años de educación obligatoria, iniciándose la Primaria a los 6
años de edad y la Secundaria al finalizar aquella.26 Por último, el Nivel Superior abarca la
Formación Técnica y Docente, de grado y continua, y la formación en Universidades
Provinciales. Pueden ingresar al mismo quienes hayan aprobado la Educación Secundaria.
La enseñanza de los niveles puede desarrollarse en diferentes ámbitos: Rurales
continentales y de islas; Urbanos; de Contextos de encierro; Virtuales y Domiciliarios y
hospitalarios.
A su vez, el sistema educativo incluye ocho modalidades, entendiendo por estas
“aquellos enfoques educativos, organizativos y/o curriculares, constitutivos o
complementarios de la Educación común, de carácter permanente o temporal, que dan
respuesta a requerimientos específicos de formación articulando con cada Nivel, con el
26 La modalidad Educación Permanente de Jóvenes, Adultos, Adultos Mayores y Formación Profesional
posibilita el cumplimiento de la obligatoriedad escolar estipulada por la Ley de Educación Provincial para
aquellas personas que no la han completado en las edades previstas.
propósito de garantizar los derechos educativos de igualdad, inclusión, calidad y justicia
social de todos los niños, jóvenes, adolescentes, adultos y adultos mayores de la
Provincia”.27
La provincia de Buenos Aires ha definido como modalidades a: la Educación
Artística; la Educación Física; la Educación Intercultural; la Educación Ambiental; la
Educación Técnico-Profesional; la Educación Especial; la Educación Permanente de
Jóvenes, Adultos, Adultos Mayores y Formación Profesional; y Psicología Comunitaria y
Pedagogía Social.
La masividad de este sistema educativo –que lo convierte en el tercero en dimensión
en América Latina- puede percibirse a partir de la lectura de algunos datos estadísticos:
27 Ley de Educación Provincial N° 13.688, Artículo 22°.
Total Estatal Privado
Régimen
Establ. Alumnos Docentes Establ. Alumnos Docentes Establ. Alumnos
Docentes
(1)
2 0 . 9 9 7 4 . 6 3 4 . 2 5 1 417.148 13.590 3.196.354 331.153 7.407 1.437.897 86.204
Educación Inicial 4 . 9 5 8 641.023 37.059 2.715 348.613 28.399 2.243 292.410 8.660
Educación Primaria 5 . 9 6 2 1 . 7 2 5 . 5 1 0 136.962 4.358 1.162.639 95.995 1.604 562.871 40.967
Educación Secundaria (1° a 3°) 4 . 4 9 2 8 2 6 . 4 0 5 6 2 . 1 6 5 2 . 9 1 3 591.870 60.930 1.579 234.535 1.235
Educación Secundaria (4° a 6°) (2) 2.373 759.254 127.050 1.101 553.667 99.089 1.272 205.587 27.961
Educación Superior (3) 5 5 9 1 5 8 . 9 4 7 1 5 . 4 7 5 201 82.511 10.466 358 76.436 5.009
Modalidad Adultos (4) 1 . 3 2 8 1 3 9 . 8 1 4 9.895 1.253 123.118 9.860 75 16.696 35
Primaria para adultos (EGBA) 1 1 6 2 9 1 . 4 4 8 - - - - - 1.154 91.014 ---- 8 434 ----
Secundaria (CENS) 1 6 6 48.366 ----- 99 32.104 ---- 67 16.262 ----
Formación Profesional (5) 3 3 4 124.238 4.187 227 88.610 4.168 107 35.628 19
Modalidad Educación Especial 6 1 0 74.623 13.923 448 62.699 11.911 162 11.924 2.012
Modalidad Educación Artística (6) 9 1 4 5 . 8 3 9 4 . 6 5 4 91 45.839 4.654 ---- ---- ----
dad Psicología Social y
Pedagogía Comunitaria
157 27.809 3.058 151 26.492 2.970 6 1.317 88
Modalidad Educación Física 1 3 3 1 1 0 . 7 8 9 2 . 7 2 0 132 110.296 2.711 1 493 9
Dirección de Información y Estadística - Relevamiento Inicial 2007; Dirección de Tecnología de la Información – Cantidad de
únicas docentes por tipo de organización; Dirección Provincial de Educación Inicial – Total de establecimientos/julio 2007;
Provincial de Educación de Gestión Privada – Matrícula Inicial 2007 .
Elaboración de la información: Programa de Transformaciones Curriculares - Agosto 2007
Incluye únicamente docentes cuyos haberes son subvencionados por el Estado. En el total se incluyen docentes que se desempeñan
de Inspectores y Jefatura de Inspección.
Incluye Bachillerato vespertino y nocturno
Incluye Formación Docente y Técnica. En Gestión Privada incluye también Educación Artística.
los datos referidos a docentes se presentan los totales, sin discriminar tipo de institución en la que se desempeñan.
Incluye cursos en centros de FP y en Polimodal
datos de Gestión Privada se incluyen en Nivel Educación Superior.
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39
En comparación con la magnitud de la República Argentina, vale mencionar que la
provincia de Buenos Aires reúne el 33% del total de establecimientos educativos del país y
concentra el 38% de los/as alumnos/as.28
5. El curriculum en la institución educativa
El énfasis en el carácter prescriptivo de los diseños y propuestas curriculares da
lugar a un cambio en el modo de abordaje que se espera que las instituciones realicen sobre
los mismos y por lo tanto requiere de la reflexión sobre algunas prácticas habituales, tal
como se desarrolla a continuación.
A partir de la implementación de la Ley Federal de Educación, en las escuelas de la
provincia de Buenos Aires se fueron instalando estilos de planificación y gestión institucional
que tuvieron en el Proyecto Educativo Institucional (PEI) su expresión más acabada. Su
elaboración se fundamentó en la naturaleza flexible y abierta de los diseños curriculares –tal
como se observa en el Marco General de los Diseños de Nivel Inicial y Educación General
Básica de 1999-. El Proyecto Curricular Institucional (PCI), entendido como dimensión
pedagógico-didáctica del PEI, contemplaba la necesidad de que cada institución
estableciera expectativas de logro, seleccionara contenidos y estrategias didácticas que
incluyeran pautas de evaluación.
Esta concepción, falazmente fundamentada en la necesidad de autonomía
profesional docente, fue expresión de la desresponsabilización del Estado por la enseñanza
y el aprendizaje que debían ocurrir en las aulas y, de esta forma, contribuyó a la
fragmentación educativa de la década de 1990 al admitir una posible diferenciación
curricular. Prescribir sin dejar de acompañar los procesos técnicos de especificación
curricular según los contextos y grupos, recupera la responsabilidad del Estado por la
calidad de los procesos y resultados de aprendizaje.
El carácter prescriptivo de los diseños y propuestas curriculares pone en cuestión la
pertinencia de aquellas prácticas institucionales enunciadas como autónomas, dado que los
28 Datos extraídos de Nuestra Provincia. Nuestro Campo. El sector agropecuario de la Provincia de Buenos
Aires, Ministerio de Asuntos Agrarios, Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, 2007.
elementos anteriormente mencionados no sólo están incluidos en aquéllos, sino que
además se los desarrolla ampliamente, avanzando incluso en la explicitación de
orientaciones didácticas y orientaciones para la evaluación, entre otros aspectos. A su vez,
esta prescripción emana del derecho de los sujetos al curriculum común, puesto que el
mismo posibilita el acceso igualitario a los conocimientos socialmente significativos;
conocimientos que si fueran seleccionados a partir de criterios particulares podrían llevar a
la profundización de la fragmentación y desigualdad educativa.
Lejos está de la intencionalidad de esta política curricular una concepción de los/as
docentes como ejecutores que “aplican” las prescripciones sin mediación alguna. Los
diseños y propuestas curriculares –en tanto establecen intenciones, marcan una direcciónlimitan;
pero al hacer explícitos los fundamentos de cada una de sus decisiones habilitan y
establecen un nuevo lugar para la profesionalidad del/de la docente.29
Toda prescripción curricular se recrea en su proceso de especificación. En la toma
de decisiones vinculadas a la planificación y desarrollo didácticos, el/la docente define los
sentidos específicos de su práctica en el marco de un contexto institucional y comunitario y
de un grupo de alumnos/as particular. En este proceso, asume una postura teóricoepistemológica
y política al constituirse en autor/a creativo/a de alternativas de enseñanza.
Este modo de comprender los diseños y propuestas, además, posibilita a toda la
comunidad –incluso a los/as docentes- el ejercicio de la demanda crítica al Estado por el
mejoramiento de las condiciones institucionales que permitan el desarrollo profesional de la
enseñanza como producción autónoma de proyectos y estrategias apropiadas a los
contextos, grupos y sujetos.
Las líneas precedentes no pretenden desconocer las buenas experiencias
desarrolladas en muchas instituciones, en torno de la elaboración y revisión de los PEI.
Entre ellas, por ejemplo, la apertura de espacios de debate y reflexión sobre el quehacer
profesional, el establecimiento de acuerdos que favorecieron la coherencia de la tarea
docente, la reflexión en torno a la identidad institucional. Estas prácticas enriquecedoras de
la enseñanza y los aprendizajes –que configuran bases y aportes a las transformaciones
curriculares- deberían potenciarse dentro de cada institución y en espacios
29 Cf. Terigi, Flavia, 1999.
Corresponde al Expediente N° 5802-2.648.638/07
41
interinstitucionales a los efectos de intercambiar experiencias y generar articulaciones,
diálogos e inspiraciones mutuas.
A su vez, según se desprende de la Ley de Educación Provincial, es preciso que
los/las docentes de cada institución, como comunidad de trabajo, definan un proyecto
educativo. El foco del mismo debe estar puesto en el análisis que la institución hace de sus
problemáticas y de su contexto para la elaboración de propuestas de contextualización y
especificación curricular que, expresando las prescripciones de los diseños y propuestas
curriculares provinciales, responden a las particularidades y necesidades de sus alumnos/as
y sus comunidades. Tal proyecto debería contemplar mecanismos que permitan el
desarrollo de procesos de autoevaluación institucional para monitorear y revisar las
prácticas pedagógicas y de gestión. 30
5.1. El curriculum y los/as educadores/as
Se conciben los documentos curriculares como herramientas para el trabajo del/de la
educador/a. Pueden afectar de diferente modo en la tarea docente: no son apropiados de la
misma forma cuando se leen en soledad o en un ámbito de discusión colectiva en la
institución, en el que se ponen en juego las diferentes representaciones acerca de la
enseñanza en su contexto particular. Una y otra lectura no son excluyentes, sino
complementarias. Es necesario articular distintos procesos de lectura según el interés
específico del/de la educador/a (aproximación inicial, planificación institucional, articulación
inter e intradisciplinar, armado de secuencias didácticas, consulta sobre contenidos
puntuales, etcétera).
Cuando se realiza un análisis profundo y colectivo de los documentos curriculares se
promueve la problematización de las propias experiencias institucionales a partir de la
reflexión acerca del alcance de los mismos. Cada uno/a en su particular ámbito profesional
ha de volver a pensar su lugar y posicionamiento en relación con el curriculum, para poner
en juego operaciones específicas de la función.
La DGCyE ofrece capacitaciones que toman por objeto los diseños y propuestas
para posibilitar su apropiación como herramientas cotidianas de trabajo.
30 Cf. Ley de Educación Provincial Nº 13.688, Artículo 65°.
5.1.1. Inspectores/as
Los/as inspectores/as, tanto los/as jefes/as regionales y distritales como los/as de
enseñanza, son responsables del desarrollo local de la política educativa y por ello deben
realizar un planeamiento estratégico, entre otras cuestiones para facilitar el profundo
conocimiento de los diseños y propuestas curriculares por parte de los/as directores/as y
docentes que estén a cargo de los procesos institucionales de especificación del curriculum.
Esta tarea crucial recupera la función sustantiva del/de la inspector/a como agente
pedagógico más allá de la representación burocrática que expresa la centralidad que
tuvieron históricamente las tareas administrativas. Si bien estas funciones garantizan el
buen funcionamiento del sistema educativo, sólo adquieren su sentido al promover el
desarrollo regional, distrital, local e institucional del curriculum para “una educación integral,
inclusiva, permanente y de calidad”.31
Los diseños y propuestas curriculares ofrecen una plataforma que se sintetiza en
torno a qué y cómo enseñar y evaluar, y permiten estructurar el trabajo educativo de una
supervisión que articule niveles y modalidades. Se espera de los/as inspectores/as un
abordaje creativo y crítico del curriculum, posible sólo a partir del conocimiento del contexto
que permite proyectos educativos, directivos y de supervisión encarnados en una práctica
profesional situada.
El/la inspector/a de enseñanza, en particular, busca generar espacios de discusión y
reflexión entre los equipos directivos. A su vez, una de sus tareas es el seguimiento y
monitoreo de la apropiación de estos documentos por parte de los/as docentes –tal como se
manifiesta en sus prácticas- y la evaluación de los factores que obstaculizan o facilitan su
implementación. El/la inspector/a debe conocer ampliamente el diseño del nivel y/o la
propuesta curricular de la modalidad que supervisa y proponer instancias que faciliten los
procesos de especificación y contextualización curricular en las instituciones. Esta función
singular del inspector como docente viabiliza la reflexión sobre la práctica proponiendo su
problematización.
El/la inspector/a además, en su función político pedagógica, establece los enlaces
dentro del sistema educativo y de las escuelas con el campo educativo, en la comunidad
31 Cf. Ley de Educación Provincial N° 13.688, Artículo 5°.
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43
local, facilitando información, nexos y recursos que favorezcan la articulación entre niveles y
la relación sinérgica entre instituciones, escuelas y comunidad.
En esta misma línea es necesario destacar la tarea que el/la inspector/a de un nivel o
de una modalidad, debe realizar en relación con los equipos regionales de capacitación a fin
de vincular a los/as docentes de las escuelas con los procesos de formación continua.
5.1.2. Equipos directivos
Es su responsabilidad difundir y garantizar la socialización de los diseños y
propuestas curriculares entre los/as docentes de su escuela. Para desarrollar estas acciones
es preciso que habiliten espacios de diálogo y reflexión sobre estos documentos,
favoreciendo la construcción de acuerdos que den lugar a una práctica institucional
coherente y articulada. Esta tarea es fundamental al definir colectivamente el proyecto
educativo.
A través de observaciones de clases, lectura de carpetas, análisis de planificaciones,
entre otros elementos, el/la directora/a puede evaluar la apropiación que los/as docentes
hacen del diseño y/o la propuesta y su expresión en la enseñanza. Del mismo modo el
seguimiento cercano de las producciones de los/as alumnos/as le ofrece elementos valiosos
para conocer el trabajo escolar en la institución, de modo de intervenir con la pertinencia
técnica que supone su conocimiento de los/as estudiantes y sus familias.
Para que esto sea posible, en el abordaje cotidiano del diseño y/o la propuesta en la
institución, es preciso que el equipo directivo establezca mecanismos de coordinación y
supervisión de la tarea de sus docentes a fin de garantizar la progresión de la enseñanza y
la articulación entre las salas o años y entre los ciclos. Asimismo, el/la director/a debe
gestionar, ante la ausencia de un/a docente, formas de transmitir la información necesaria a
quien se hace cargo de la enseñanza para continuar con el proceso iniciado, evitando
interrupciones o repeticiones que dificulten el proceso de aprendizaje.
Es importante señalar la relevancia de propiciar la articulación con otros niveles del
sistema educativo. Sin embargo, los contenidos establecidos en los diseños curriculares de
cada uno de los niveles garantizan que los/as alumnos/as que acreditan terminalidad de un
nivel están en condiciones de proseguir su trayecto educativo, sin que sea necesario
adelantar el tratamiento de contenidos correspondientes al nivel siguiente. Por ello, las
articulaciones se pueden realizar, por ejemplo, propiciando el conocimiento por parte de
los/as alumnos/as de rutinas y modos de organización de la tarea escolar de los niveles
siguientes (tiempos, conformación del cuerpo docente, estilos de evaluación, etcétera) y
estableciendo vínculos directos con otras instituciones educativas de la comunidad de
referencia.
5.1.3. Docentes
El/la docente tiene derecho a conocer los diseños y/o propuestas curriculares en su
totalidad, de manera que pueda apropiarse globalmente de los mismos e inscribir su práctica
personal en el marco del proyecto educativo integral para el nivel en su institución.
Es indispensable contar con instancias de trabajo compartido entre los/as docentes
para la lectura profunda de los diseños y/o propuestas curriculares y de sus propias
prácticas de enseñanza, a fin de posibilitar la toma de decisiones que les permitan revisar,
reorientar y/o confirmar sus acciones profesionales.
El análisis de los enfoques explicitados en estos documentos puede promover la
revisión de las propia tarea para favorecer su enriquecimiento. A su vez, puede ser
productor de interrogantes, intereses y problematizaciones que den lugar a la búsqueda,
exploración e investigación de determinados contenidos disciplinares, complementando y
fortaleciendo su formación profesional y sus aportes a las prácticas de enseñanza de la
institución educativa.
Por otro lado, es responsabilidad de cada docente comunicar al equipo directivo
cuestiones referentes al proceso de enseñanza que lleva adelante, a fin de garantizar la
continuidad en casos de ausencia y anticipar problemas o preocupaciones que requieran
una consideración conjunta, antes de que los mismos se precipiten negativamente en el
momento de acreditar y promover a los/as alumnos/as.
5.2. El sentido del curriculum para los/as estudiantes y las familias
Una mención especial merece la referencia a los/as estudiantes y las familias de los
alumnos/as más jóvenes que confían en una trayectoria escolar que aporte a la progresión
de los aprendizajes significativos que se producen no sólo en la escuela, sino también en
otros ámbitos de socialización. Los diseños y propuestas curriculares ofrecen pautas para
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45
que los/as alumnos/as y las familias conozcan qué pueden y qué deben esperar de la
escuela; pautas que orientan los mecanismos de información y de diálogo. Los documentos
curriculares favorecen que las familias conozcan la responsabilidad de la institución y de los
docentes en la enseñanza. De esta manera dan marco a reales expectativas por parte de
ellas hacia la escuela y recíprocamente, a fin de acordar compromisos mutuos para el
cumplimiento de la formación de los/as niños/as, jóvenes.
El proyecto institucional promueve el ejercicio de prácticas de convocatoria y
participación de los/as alumnos/as y sus familias que garanticen dinámicas democráticas en
la experiencia escolar.
Las familias tienen derecho, como grupo primario de afecto y socialización, a
participar en las actividades de las instituciones en forma individual o a través de entidades
colegiadas representativas –cooperadoras, consejos de escuelas, entre otras-, en el marco
del proyecto institucional.
La institución debe informar periódicamente acerca de la evolución del proceso
educativo de sus hijos, y promover espacios de participación para reflexionar en conjunto
acerca de las pautas y normas que regirán la organización de la convivencia escolar.
El respeto de los docentes y equipos directivos a la participación de los/as
alumnos/as y sus familias en la escuela propicia el respeto de estos al proyecto institucional,
a la autoridad pedagógica del/de la docente y a las normas de convivencia, generando
mejores condiciones para los aprendizajes.
Es importante destacar que son derechos de los/as alumnos/as la participación en la
formulación de proyectos, en la conformación de organismos asociativos diversos –como
centros de estudiantes, clubes de ciencias, grupos vinculados por intereses, etcétera- y en la
elección de espacios curriculares complementarios que apunten a desarrollar su
responsabilidad y autonomía en los procesos de aprendizaje.
***
Este documento busca caracterizar una política pública de construcción curricular a
partir de los sujetos y basada en el propósito de democratización social por medio de la
educación común.
Tenemos por delante la posibilidad de producir cambios en nuestras escuelas que
afecten las vidas de niños/as, adolescentes, jóvenes, adultos/as y adultos/as mayores,
generando situaciones de ejercicio real de los derechos, distribuyendo con justicia los bienes
culturales y ofreciendo políticas de cuidado que atiendan su integralidad.
Para hacer realidad un presente y un futuro más justos e inclusivos es preciso
construir una democracia pedagógica, que se oponga a la concentración del conocimiento y
del poder en un sector de la sociedad y establezca principios y estrategias que permitan la
democratización de la transmisión cultural y la valoración de los saberes socialmente
productivos de todos los grupos sociales.32
En palabras de Tomaz Tadeu da Silva:
“...actualmente están en juego dos concepciones radicalmente diferentes sobre la
calidad en la educación. Una de ellas es tecnocrática, instrumental, pragmática,
performativa, gerencial y se basa en los objetivos y procesos de trabajo de la gran
empresa capitalista. La otra es una concepción política, democrática, sustantiva,
fundamentada en una historia de lucha, de teoría y práctica contra una escuela
excluyente, discriminadora y productora de divisiones y a favor de una escuela y de
un currículo sustantivo y efectivamente democráticos. Una educación de calidad en
una perspectiva emancipatoria debe concentrarse en las estrategias y en los medios
que proporcionan más recursos materiales y simbólicos para aquellos/as jóvenes y
niños/as que tienen su calidad de vida y de educación diminuida, no por falta de
medios para medirla, sino porque esa calidad les es negada, sustraída y confiscada.
[...] Decidir qué concepción prevalecerá es nuestra opción y nuestra lucha”33.
Acerca de la extensión de la obligatoriedad de la educación
común
En nuestro país, la expresión educación común fue acuñada por Domingo Faustino
Sarmiento. Las primeras referencias pueden encontrarse en su libro homónimo34 y en el
32 Cf. Puiggrós, Adriana, 2007b.
33 Tadeu da Silva, Tomaz, en Gentili, Pablo (comp.), 1997, pp. 164 y 165.
34 Se trata del libro Memoria sobre educación común de 1856 presentado al Consejo Universitario de Chile.
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primer número de los Anales de la Educación Común35. Este concepto fundacional también
le dio el nombre a la primera Ley Provincial de Educación sancionada en 1875.
En los orígenes del sistema educativo esta noción estuvo asociada a la estratégica
alfabetización del/de la ciudadano/a para la construcción del Estado naciente. Ante la
complejización de las investigaciones sobre educación y el crecimiento del sistema
educativo, se produjeron nuevas y enriquecedoras acepciones. Actualmente, desde una
perspectiva político-pedagógica, “lo común” hace alusión al derecho de todos/as los/as
habitantes bonaerenses a “recibir la misma educación, el mismo capital cultural y aquello de
más que cada uno necesite de acuerdo a diferencias culturales, vocacionales, personales,
regionales”.36
La preocupación por el acceso a la educación común, sostenida en gran medida en
el carácter obligatorio escolar, desarrolló a través del tiempo el crecimiento de un sistema
educativo en forma proporcional al incremento poblacional de la provincia.
La extensión de la obligatoriedad en la provincia de Buenos Aires revistió diferentes
orientaciones y alcances, que registraron avances y retrocesos en función de sus
características e implementación, en correlato con la legislación nacional. Esta trayectoria
puede ejemplificarse con tres marcos regulatorios provinciales medulares: la Ley de
Educación Común Nº 988 de 1875, la Ley N° 5.650 de 1951 y la Ley de Educación Nº
11.612 de 1994.
Una Ley fundacional
La Ley de Educación Común fue sancionada en los orígenes del sistema educativo
argentino, aún antes de la promulgación de la Ley Nacional Nº 1420 de 1884, que
estableció una educación obligatoria que abarcaba desde los 6 a los 14 años. La primera ley
provincial de educación se sancionó en cumplimiento de la Constitución Provincial de 1873.
En ella se expresa que la educación común es “gratuita y obligatoria” (Artículo 1º),
comprendiendo “el minimun de instrucción, que de tiempo en tiempo fijará el Consejo
General de Educación” (Artículo 2º), que en los hechos consistió en saber leer y escribir. En
35 Anales de la educación común es una publicación que comenzó a editarse el 1 de Noviembre de 1858. Su
objetivo original fue difundir los esfuerzos realizados para extender y organizar un amplio sistema educativo
provincial.
36 Puiggrós, Adriana, 2007, p. 3.
el Artículo 3º de la citada Ley Provincial se lee: “El deber escolar dura ocho años para los
varones y seis para las mujeres, principiando todos a la edad de seis cumplidos, salvo la
debilidad de cuerpo o espíritu”.
Se reconocían algunos tipos de instituciones escolares: escuelas comunes y
establecimientos particulares; sin embargo, también podía brindarse educación en las casas
de los padres/madres, de los/as tutores o de las personas en cuyo poder se encontraban
los/as niños/as. Además, se reconocían y se fomentaba la creación de las escuelas para
adultos/as así como los jardines de infantes. A las escuelas nocturnas o dominicales podían
asistir los varones mayores de quince años; la educación de los adultos/as resultaba
obligatoria para ambos sexos, en las cárceles y los asilos.
En los hechos, la obligatoriedad enunciada en 1875 se cumplía parcialmente, puesto
que existían escuelas que impartían una oferta reducida en cantidad de años de educación.
La ley establecía tres tipos de escuelas comunes: los jardines de infantes –o en su
reemplazo, las escuelas infantiles-, las escuelas elementales y las escuelas graduadas.
Mientras a los jardines de infantes concurrían los/as niños/as desde los 3 hasta los 6 años,
en las escuelas infantiles la escolaridad se extendía hasta los 10, incluyendo contenidos
estipulados hasta el tercer grado inclusive. A las escuelas elementales concurrían los/as
niños/as desde los 6 años, donde se dictaban los programas prescriptos hasta cuarto grado
inclusive. Por último, en las escuelas graduadas se enseñaba la totalidad del programa,
dividido en seis grados. La concurrencia se extendía hasta cumplir la edad obligatoria (14
años para los varones y 12 para las niñas).37
En 1905, la Legislatura aprobó la denominada Ley de Reforma de la Educación
Común, en la que se redujo la obligatoriedad escolar a cuatro años. Se produjo entonces un
reordenamiento de las escuelas elementales; en ellas se impartía hasta cuarto grado
obligatorio y en las complementarias, ubicadas en los centros urbanos, el nivel primario
completo.
En el mismo año y como un reconocimiento más de la dificultad de las provincias
para sostener sus escuelas, se dictó la Ley Nacional Nº 4874 propuesta por el legislador
Manuel Láinez que instituyó la presencia del gobierno nacional en las jurisdicciones
educativas, al fundar escuelas pertenecientes a la Nación en los territorios provinciales.
37 Cf. Pineau, Pablo, 1997.
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En 1913 el Consejero General de la provincia de Buenos Aires, Antonio Tassi, tuvo la
iniciativa de promover la creación de escuelas normales populares en aquellas ciudades del
territorio provincial en las que no existían escuelas normales nacionales; posteriormente
estas instituciones fueron nacionalizadas. Esta actitud de un miembro del Consejo General
es reveladora de la preocupación que mereció la formación de docentes que impartiesen la
educación común en la provincia. Esta iniciativa se encuentra reconocida formalmente en la
Resolución Nº 3613/63 del Ministerio de Educación y Justicia.
Años después el gobernador Manuel Fresco (1936-1940) produjo la Reforma
Educativa de carácter moralizador para la formación integral que introdujo la enseñanza
religiosa en las escuelas fomentando “el cultivo de los sentimientos patrios, morales,
religiosos y estéticos en armonía con el desarrollo psíquico y físico del niño”.38 Se trataba de
formar individuos disciplinados para el trabajo intentando reducir el intelectualismo en los
programas escolares e incorporando la formación católica. Este pensamiento se tradujo a
los contenidos curriculares, enfatizando aquellos que tendían al desarrollo de las actividades
manuales y a la preparación para la sociedad en relación con el medio, entre otros. Como
parte de esta política educativa se creó la Dirección de Educación Física, que entonces se
denominó de Educación Física y Cultura.39 A partir de entonces la educación física se
incorporó a la educación común, perdiendo paulatinamente el carácter disciplinador y
moralizante.
Una ley organizadora
El advenimiento del peronismo incorporó nuevos sectores sociales a las aulas y por
ende se produjeron modificaciones que continuaron y renovaron las líneas de la política
educativa.
Por un lado, se dio continuidad a la educación católica y a los principios ideológicos
establecidos en el período anterior. Por otro, se amplió el sistema educativo provincial: se
creó la educación preescolar, una propuesta pedagógica post-primaria orientada hacia el
trabajo y los institutos superiores docentes que se ocupaban de la formación directiva.40
El gobierno provincial de Domingo Mercante (1946-1951) señaló una etapa de
38 Pinkasz, Daniel y Pittelli, Cecilia, 1997, p. 10.
39 Cf. Decreto Nº 229 de 1936.
40 Cf. Pinkasz, Daniel y Pittelli, Cecilia, 1997.
avances en el desarrollo del sistema educativo provincial, puesto que se descentralizó la
Inspección General de Enseñanza y se crearon las Inspecciones distritales, así como los
institutos superiores de pedagogía.41
Aún durante la gestión del peronismo, el 10 de septiembre de 1954 se instauró,
mediante la Ley N° 5.775, la Dirección de Enseñanza Superior, Media y Vocacional, que
habilitaba al poder ejecutivo para crear institutos de perfeccionamiento docente en los
distritos en los que se verificaban necesidades.
La Ley de Educación Preescolar42 se constituyó en un aporte jurídico pionero para la
conformación de la identidad del nivel inicial, ya que otorgaba obligatoriedad para los/as
niños/as de 3 a 5 años. Fue concebida considerando especialmente los casos de las madres
trabajadoras. Unos años después dicha obligatoriedad fue modificada y se convirtió en una
decisión familiar la asistencia escolar al nivel.43
Otro aporte de esta etapa lo conforma la solicitud realizada por el gobierno provincial
al célebre músico Alberto Ginastera para organizar un Conservatorio Provincial de Música y
Arte Escénico en 1948, que fue antecedente directo de la institucionalización de la Dirección
de Educación Artística, diez años después. En el mismo orden, en 1949 se produjo la
creación de la Dirección de Educación Especial y de la Dirección de Psicología Educacional,
que años más tarde recibió el nombre de Dirección de Psicología y Asistencia Social Escolar
y actualmente responde a la denominación Dirección de Psicología Comunitaria y
Pedagogía Social.
La educación artística, la educación especial y el aporte de la psicología a la
educación enriquecen la educación común obligatoria, ya que atienden a la creciente
complejidad y a la diversidad de la matrícula abordada. Algunos avances se evidencian en la
letra de la Ley Provincial de Educación N° 5.650 sancionada en 1.951.
En relación con el derecho a la educación, la ley del peronismo, entre otras
cuestiones, establece que el Estado se presenta como garante de la obligatoriedad,
prohibiendo expresamente el trabajo infantil fuera del domicilio que impida cumplir con la
escolaridad obligatoria y brindando asignaciones familiares para aquellos/as padres/madres
41 Cf. Ley Orgánica de Ministerios N° 5694 de 1952 y Ley N° 5588.
42 Ley Nº 5096 de 1946, también conocida como Ley Simini.
43 Cf. Ley Provincial N º 5650 de 1951.
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que no puedan enviar a los/as niños/as menores de catorce años a la escuela.44
Así, esta ley fue organizando un sistema educativo por niveles de educación y
atendiendo a las singularidades de las instituciones, en correlato con las necesidades de la
matrícula: la educación primaria comprendía, además de la enseñanza primaria como tal, la
pre-escolar y la pos-escolar de iniciación técnico-profesional.45
En cuanto a la enseñanza primaria, se explicita en el Artículo 5º:
“… se impartirá en escuelas diurnas, vespertinas y excepcionales.
a) Las escuelas diurnas estarán destinadas a los niños normales, comprendidos en
la edad de seis a catorce años. Se clasificarán en urbanas y rurales, según el medio
en el que actúen. A su vez, los reglamentos dividirán las escuelas diurnas en
distintas categorías, teniendo en cuenta si la enseñanza primaria se imparte en todos
sus grados, y la cantidad de alumnos que concurren a ellos;
b) Las escuelas vespertinas estarán destinadas a los alumnos mayores de catorce
años que no hayan cursado, parcial o totalmente el ciclo de enseñanza primaria;
c) Las escuelas excepcionales estarán destinadas a atender la niñez con
deficiencias psíquicas, con deficiencias físicas o que hayan mostrado, por poseer
malos hábitos de importancia, una incompatibilidad precoz con el orden social. En
consecuencia, se organizarán escuelas para niños anormales y deficientes mentales,
escuelas especiales para niños ciegos, sordomudos y deficientes físicos y escuelas
internados de reeducación social. Cada una de estas categorías se regirá por
reglamentos propios.”
La educación primaria continuó siendo, como en los orígenes del sistema educativo
provincial, la educación obligatoria pero extendió el horizonte de la matrícula porque además
de los/as niños/as “normales” –en la concepción de la época-, incorporó a los/as mayores de
14 años y a los que manifestasen evidencias de necesidades singulares.
La amplitud del sistema educativo provincial trascendía a la educación obligatoria, ya
que en el nivel posterior al primario no obligatorio se puede reconocer un nuevo énfasis
político puesto en la enseñanza Técnica y Agraria:
“La enseñanza primaria posescolar es voluntaria y se impartirá en escuelas
profesionales, en escuelas fábricas, en escuelas de capacitación, en escuelas de
44 Cf. Pinkasz, D. y Pittelli, C., 1997.
45 Cf. Ley Provincial N º 5650, Artículo 15°.
artes y oficios y en clases de iniciación técnica profesional que podrán crearse en las
escuelas graduadas, cuando en la zona no existan establecimientos educacionales
especializados.
Estas escuelas técnicas profesionales y de aprendices, y las clases de iniciación
técnica profesional en las escuelas graduadas, responderán en su orientación
industrial, comercial, agraria o pesquera a la índole de la región de la Provincia o del
barrio del núcleo urbano o fabril a que pertenece la población escolar”.46
En el mismo nivel educativo, para las niñas se planteaba:
“En las escuelas graduadas se crearán cursos posescolares de preparación para los
quehaceres domésticos, para el manejo del hogar y para su futura función materna.
En las escuelas graduadas rurales, esta formación atenderá a las peculiaridades del
hogar campesino”.47
La organización de un sistema educativo articulado en sus diferentes niveles y la
creación de Direcciones de gestión que abordaron la complejidad de la matrícula atendida
constituyen un valioso aporte en relación con la obligatoriedad. El derrocamiento del
gobierno del General Juan Domingo Perón en 1955 trajo consigo la caída de estos principios
de política educativa, de la Ley Nº 5650 y de las Constituciones de esta etapa.
Una Ley controvertida
Más de cuarenta años separan la Ley Nº 5650 de la norma que la derogó en 1994.
Entre una y otra se sucedieron años de proscripciones, de alternados gobiernos
democráticos y de facto, de tristezas y de luchas para la República Argentina.
Sin embargo, en este período se produjeron algunos cambios dignos de mención en
los que participó la provincia de Buenos Aires, puesto que apuntaron a la organización del
sistema educativo nacional.
Tal es el caso del gobierno de Arturo Frondizi, durante el cual se creó la Comisión
Permanente de Coordinación Escolar y se promovió el establecimiento de convenios de
coordinación con las provincias, de esta manera se acordó por primera vez un programa
46 Ley Provincial Nº 5650, Artículo 19°.
47 Ley Provincial Nº 5650, Artículo 20°.
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curricular básico que se aplicaría en todas las escuelas provinciales y nacionales.48
El gobierno militar que asumió el poder en 1966, en el periodo de proscripción del
peronismo, a partir de un definido interés por lograr el disciplinamiento social de los sectores
no representados, planteó sus propuestas en relación con la educación común. Estas
podrían sintetizarse en: un período extenso de educación general, capacitar al/a la alumno/a
desde una seguridad que le permitiese mantener su individualidad en el contexto social e
incorporar conductas atinentes a la formación en valores. Esta reforma educativa, tal como
se la denominó entonces, puso en duda la continuidad de la obligatoriedad –que
anteriormente era de 7 años- y pretendió modificar al sistema educativo implementando un
ciclo elemental de 5 años, uno intermedio de 4 y uno medio de 3.
A pesar de la fuerte resistencia de sectores docentes y populares ante la ilusoria
posibilidad de extender la obligatoriedad dados los índices de deserción existentes, la
provincia de Buenos Aires puso en práctica los principios de la reforma, aunque resulta difícil
medir su verdadero alcance a partir de las fuentes disponibles. Es válido señalar que en esta
época se incorporaron en forma frecuente las nociones de currículo, contenidos mínimos,
guías didácticas, planificaciones a nivel del aula. La tendencia a darle centralidad al
planeamiento explica que en 1967 se haya creado la Dirección de Educación Superior, cuya
propuesta era atender la formación de nivel terciario de profesionales, técnicos/as e
investigadores/as de acuerdo con las demandas sociales.49
En 1973, con el acceso democrático del peronismo al gobierno, se dejó sin efecto la
escuela intermedia. El sistema educativo provincial continuó creciendo tanto en la amplitud
de la matrícula atendida, cuanto en la variedad de instituciones a su cargo. De esta manera
la obligatoriedad de la educación común cobró nuevas formas en tanto albergó, con la
correspondiente institucionalización, a franjas de edades que no accedieron a la educación
común en los tiempos cronológicos previstos por la escuela primaria. Por esto, en noviembre
de 1973, por decreto N° 4.626 del Poder Ejecutivo, se creó la Dirección Provincial de
Educación de Adultos (actualmente denominada Dirección de Educación de Jóvenes,
Adultos, Adultos Mayores y Formación Profesional). Se incorporaron a esta nueva Dirección
las escuelas vespertinas, los centros de educación de adultos y todos los organismos
vinculados que hasta entonces dependían de la Dirección de Enseñanza Primaria.
48 Cf. Puiggrós, Adriana, 2003.
49 Cf. Campoli, Oscar, 2004.
El gobierno militar que tomó el poder el 24 de marzo de 1976 concretó
persecuciones, torturas y desapariciones de personas entre los que se cuentan alumnos/as
y docentes de la provincia de Buenos Aires. Numerosos/as maestros/as en el país fueron
dejados/as cesantes y 460 fueron desaparecidos/as.50
En el plano específico de la política educativa, la dictadura militar puso en práctica
las propuestas del documento del Ministerio de Cultura y Educación de 1977 Subversión en
el ámbito educativo (conozcamos a nuestro enemigo). En el mismo, para los niveles
preescolar y primario puede leerse: “El accionar subversivo se desarrolla a través de
maestros ideológicamente captados que inciden sobre las mentes de los pequeños
alumnos, fomentando el desarrollo de ideas o conductas rebeldes, aptas para la acción que
se desarrollará en niveles superiores”.51 Estas palabras dan cuenta del tenor de las medidas
que se tomarían. Larga fue la lista de autores/as y obras del index autoritario que impidió a
los/as educadores/as formarse y educar en libertad. A modo de ejemplo representativo
puede citarse el Decreto N° 3135 del 13 de octubre de 1977 por el que se prohíbe la
distribución, venta y circulación en todo el país, a la vez que se ordena el secuestro, de
todos los ejemplares del libro Un elefante ocupa mucho espacio de Elsa Isabel Bornemann.
La educación común se empobreció durante los años de dictaduras porque -aunque
no se modificó la extensión de la obligatoriedad- perdió maestros/as y alumnos/as y con
ellos/as riqueza, tanto ideológica como creativa, en manos de la política educativa de los
gobiernos militares. En relación con los/as docentes se registraron – además de
desapariciones- declaraciones de prescindibilidad.
Con respecto a la educación privada, ya la Ley N ° 5.650 del peronismo había
reconocido la facultad a particulares de crear escuelas. Por su parte, la denominada Ley
Domingorena había implementado en 1959 el funcionamiento de la Superintendencia
Nacional de Enseñanza Privada (SNEP). Pero es en esta etapa que se crea en la provincia
la Dirección de Enseñanza no Oficial (DENO)52 que formalizó la puesta en marcha de un
sistema unificado, técnico docente y administrativo, para atender los servicios de los
establecimientos educativos no oficiales de todos los niveles. La validez de los títulos de
estos establecimientos estaría otorgada a partir de planes de estudio y programas que
50 Cf. Puiggrós, Adriana, 2007.
51 MCyE de la Nación, p. 48.
52 Cf. Decreto Ley Nº 8727 de 1977.
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respondiesen a los fines y objetivos generales y del nivel correspondiente. La que hoy
definimos como educación pública de gestión privada contó a partir de entonces con una
Dirección para ocuparse de sus problemáticas específicas, actualmente denominada
Dirección Provincial de Educación de Gestión Privada.
En 1984, con la recuperación de la democracia, fue sancionada la Ley N° 10.236 en
cuya letra se observa la preocupación por ordenar la gestión del gobierno de la educación
provincial. Se advierte en ella la complejidad que entonces registraba el sistema educativo,
ya que se reconocen como integrantes a las escuelas oficiales y no oficiales y se detallan
las instituciones que son de la incumbencia del Director General: de educación común; para
adolescentes y adultos/as; preescolares; especiales; de enseñanza media, técnica y
agraria; de adultos/as; de formación profesional; de psicología; de educación superior; de
educación artística y física; para la enseñanza de oficios y artesanías en establecimientos
de capacitación para obreros/as; y escuelas-fábricas. Se incluyen en la Dirección General de
Escuelas y Cultura los organismos de apoyo psicopedagógico, asistencia social al
educando/a y servicios sociales de naturaleza educativa, los institutos superiores del
magisterio y las especializaciones docentes. Además, el Director General de Escuelas y
Cultura está facultado para celebrar convenios con las universidades que funcionen en la
Provincia para la creación y extensión de centros de perfeccionamiento para docentes, de
especialización para graduados/as de los institutos superiores y para la investigación
científica y tecnológica.53
En 1991, se determinó la transferencia de los servicios educativos nacionales a la
jurisdicción provincial, a partir de lo cual aumentó el número de escuelas que formaban el
sistema educativo de la jurisdicción.54 Se continuaba así con la línea de política educativa
planteada desde 1956, cuando se inició el proceso de descentralización que dio lugar a la
paulatina transferencia de los servicios educativos nacionales a las provincias.55 Junto a la
ley que normaba este traspaso, la Ley Federal de Educación de 1993 y la Ley de Educación
53 Cf. Ley N° 10.236 de 1984. Artículo 2°
54 Cf. Ley de Transferencia N° 2404.
55 Este proceso se inició en la década del 50 para algunas provincias; en la de Buenos Aires las escuelas
primarias fueron transferidas en la década del 70 y las secundarias e institutos superiores en la década del 90. En
los años 70, la Nación pasó de hacerse cargo del 40,5% de los establecimientos educativos primarios a mantener
el 19,5% de los mismos. Al finalizar el proceso de transferencia en los 90, la provincia de Buenos Aires recibió
el 40% de las escuelas secundarias nacionales porque se localizaban en su territorio (Cf. Formichella, María y
Rojas, Mara, 2007)
Superior de 1995 fueron los pilares de la política educativa de los años 90, caracterizada por
la implementación de las políticas neoliberales en el país. El sistema educativo sufrió una
fuerte fragmentación, producto de esta ideología, que desplazaba las responsabilidades del
Estado.
La Ley Federal de Educación sucedió al postergado debate en el seno del Congreso
Pedagógico Nacional de 1984-1988, que en principio generó enormes expectativas de
participación y cambios democratizadores en la educación pero luego resultó cooptado por
grupos de poder fuertemente instalados en la renaciente democracia formal de esos años,
frustrando las aspiraciones innovadoras. Vale recordar que al mismo tiempo se desarrollaba
en la provincia de Buenos Aires la experiencia de los consejos de escuela, que si bien
tuvieron un alcance limitado revelaron las inquietudes de algunos sectores que respondían a
aquellas expectativas y discusiones del Congreso Pedagógico.
La Ley Federal inauguró la denominada Transformación Educativa, avalada por una
prolífica producción de regulaciones en el marco de Consejo Federal de Educación,
representando una política claramente neoliberal, responsable de la mercantilización de la
economía, la sociedad y la cultura.
En este marco, la legislación provincial bonaerense se pronunció a través de la Ley
Provincial de Educación Nº 11.612, que fue sancionada en 1994. La misma consagró los
principios de la Ley Federal de Educación y aumentó la obligatoriedad escolar a 10 años,
incluyendo aquí el último año del jardín de infantes y la Educación General Básica, esta
última de nueve años de duración y entendida como una unidad pedagógica integral y
organizada en ciclos.56
Una Ley en prospectiva
Si bien la Ley Federal avanzó en el reconocimiento de la obligatoriedad y en la
manifestación de problemáticas político-pedagógicas de importancia, su implementación
profundizó la fragmentación y desarticulación del sistema, así como la mercantilización de la
educación y la introducción de lógicas eficientistas. Este es el modelo político y social que se
pretende revertir al concebir la educación y al conocimiento como bienes públicos y como
56 Cf. Ley Federal de Educación, Artículo 10° inc. a y b.
Corresponde al Expediente N° 5802-2.648.638/07
57
derechos personales y sociales, y al Estado como garante de aquellos.57
Siguiendo estos lineamientos, la Ley de Educación Provincial Nº 13.688 establece:
“La Provincia, a través de la Dirección General de Cultura y Educación, tiene la
responsabilidad principal e indelegable de proveer, garantizar y supervisar una
educación integral, inclusiva, permanente y de calidad para todos sus habitantes,
garantizando la igualdad, gratuidad y la justicia social en el ejercicio de este derecho,
con la participación del conjunto de la comunidad educativa”.58
En esta ley la obligatoriedad se extiende a 14 años, desde la sala de 4 años del
jardín de infantes hasta la finalización de la Educación Secundaria.
Otras leyes nacionales sancionadas recientemente contribuyen a configurar y
complementar la política educativa en la República Argentina de hoy: Ley de Educación
Técnico Profesional Nº 26.058 de septiembre de 2005, la Ley Nacional Nº 26.061 de la
Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes del 28 de
septiembre de 200559, la Ley de Financiamiento de la Educación Nº 26.075 del 21 de
diciembre de 2005 y, particularmente, la Ley de Educación Nacional N° 26.206 de diciembre
de 2006.
En síntesis, los primeros años del tercer milenio encuentran a la jurisdicción en la
tarea de construir las condiciones que permitan el acceso a la educación común de todos/as
sus habitantes, como un derecho constitutivo de la ciudadanía.
Acerca de los Sujetos en diálogo intercultural
“Los límites de mi lenguaje
son los límites de mi mundo.”
Ludwig Wittgenstein
Política lingüística
En nuestro país, durante el período denominado históricamente de la Organización
Nacional se comienza a proyectar la unificación de la nación. Para ello, los hombres de la
57 Cf. Ley Provincial de Educación N° 13.688, Artículo 2°.
58 Ley Provincial de Educación N° 13.688, Artículo 5°.
59 Esta Ley fue precedida, en la Provincia de Buenos Aires, por la Ley Provincial N° 13.298 de Promoción y
Protección Integral de los Derechos de los Niños, sancionada el 29 de diciembre de 2004.
Generación del ´80 definen desde la esfera política parámetros sociales y culturales
sustentados en la ideología liberal y modernizadora. La comunidad de lengua de las
metrópolis de fines del siglo XIX y principios del siglo XX decide que el idioma del grupo
hegemónico, es decir, el español –dialecto castellano- configure los conceptos de nación y
de pueblo argentino como base para la participación política y la integración en el mercado
interior. A la lengua española se le confiere la misión de unificar los pueblos, entonces se la
erige como lengua nacional y como lengua oficial.60
A su vez, el patrón civilizador que deriva en el exterminio de poblaciones aborígenes
trae como correlato para estas comunidades -así como para los grupos inmigrantes- la
necesidad de hacer invisibles diversidades étnicas, culturales y lingüísticas, entre otras. Con
esta política lingüística se erosionan las culturas nativas por menoscabo social y ausencia
de atención estatal.
La Ley de Educación Nacional N° 1420 de 1884 establece los principios de
educación común y de escolarización gratuita y obligatoria, matriz homogeneizante de
ciudadano argentino e hispanohablante. Esta regulación funda una institución escolar que
constituye el medio efectivo para integrar plenamente a los hijos de los inmigrantes a la
sociedad argentina y para “civilizar a los buenos gauchos”. La élite gobernante logra, de
este modo, la escolarización masiva, la difusión y legitimación de una única lengua oficial, el
español.
En síntesis, en nuestro país obra una ideología que guía la planificación lingüística
estatal, instituye una lengua oficial como modelo lingüístico correcto, la cual se superpone a
otras entidades lingüísticas –acción denominada como glotofagia o glotopolítica- y se la
utiliza como estándar. De esta manera, se debe acceder a ella como vía a otros beneficios
de la ciudadanía.61
El concepto de política lingüística refiere una planificación propuesta desde ámbitos
del Estado a los fines de promover una situación o condición particular de su población
60 La lengua oficial de un país no siempre es sinónimo la lengua nacional. Mientras la primera remite al dialecto
predominante que un grupo de poder instala como lengua oficial de un Estado, la segunda remite –sobre todo- a
una comunidad de hablantes que no necesariamente habitan un territorio con continuidad territorial (por ejemplo,
el pueblo judío).
61 Calvet, Louis-Jean, 1997.
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correspondiente al dominio de las lenguas, dialectos y variaciones62 considerando los
componentes políticos, sociales y culturales que participan en los múltiples procesos
comunicativos y, en este caso, en la vida de los bonaereses.63
Cabe agregar que no existen fundamentos lingüísticos para alegar que una lengua o
idioma, dialecto o variación lingüística es mejor que otras. No hay ninguna razón intrínseca a
las propias lenguas para establecer diferencias entre ellas.64
Así como muestra el ejemplo tomado de la historia argentina, los modos como se
definen y proyectan las políticas lingüísticas se relacionan en reciprocidad con las políticas
curriculares.
En los años 90, a partir de las tecnologías de la información y de la comunicación, se
agudiza la pugna internacional entre países centrales y/o hegemónicos por ejercer
predominio lingüístico sobre los países más pobres, con la intención de que éstos últimos
incorporen la lengua oficial de los países centrales como segunda lengua o como lengua
franca65 de intercambio internacional, afianzando de esta forma los procesos de
globalización. Múltiples y contradictorios debates surgen en torno al avance lingüístico de
países con intenciones expansionistas.
La idea de diversidad lingüística, de derecho a la diferencia cobra sentido respecto
del dominio hipercentral del inglés. La lengua o variación que cotidianamente hablamos en
nuestros contextos y el modo como lo hacemos revela identidades, algo de nosotros
mismos. La identidad es el fenómeno de reconocimiento y de diferenciación. En nuestra
jurisdicción el inglés tiene un uso social más restringido que la propia lengua de origen.
Observando el panorama internacional, la masificación e incorporación de estas
tecnologías pone en escena comunidades étnicas, culturales, de género, etc. que reclaman
la defensa de sus identidades ante el avance globalizador. Las interacciones que se
62 Lengua: dialecto elegido por el grupo de poder para constituirse en lengua de un Estado o Nación/ Estatuto
atribuido a un dialecto debido al número de hablantes y la extensión territorial que ocupan los mismos. Entre
dialecto y lengua no hay diferencia objetiva. El estatus lingüístico jerarquizado se lo otorgan los poderes
políticos, los hablantes, las prácticas escriturarias. En una lengua o un dialecto se diferencian variaciones que
representan rasgos particulares o diversidades, valores y funciones sociales: las jergas (juveniles) o los
tecnolectos (propios de oficios), sociolectos, sustratos étnicos y de lenguas originarias, registros (usados en
determinada situación o contexto), etc.
63 Cf. Calvet, Louis-Jean, 1997.
64 Zabaltza, Xavier, 2006.
65 “Especie de lengua franca, traductor universal utilizado para una única función, como el comercio o el
intercambio científico, utilizado por diferentes pueblos –por hablantes nativos- para entenderse entre sí en
campos limitados y específicos de la actividad humana” (Raiter, Alejandro, 1995, p. 43 )
producen a través de tecnologías de la comunicación superan las fronteras nacionales, se
conocen entre sí grupos sociales o pueblos sojuzgados por otros y se establecen lazos de
solidaridad.
En Latinoamérica, debido a las exigencias de integraciones regionales entre países –
por ejemplo los miembros del MERCOSUR-, se inicia un proceso de reconocimiento y de
restitución de derechos sociales, culturales y lingüísticos de comunidades y grupos cada vez
más visibles66, sobre todo a demanda de países con gran cantidad de población aborigen.
En la última década del siglo XX, los grupos económicos trans y multinacionales se
apropian de los mercados. Suceden consecuentes migraciones en búsqueda de mejor
calidad de vida que desdibujan las tradicionales fronteras con las que se estructuraban y
definían los perfiles de los países y naciones. La movilidad social y los grupos emergentes -
los poderosos y los subsidiarios- en cada crisis muestran la latente complejidad política,
social, cultural y lingüística, ante la cual los conceptos de nación y de Estado ya no pueden
entenderse en forma unívoca y monolíticamente estandarizada. De este modo se comienza
a desnaturalizar la matriz homogeneizante y monolingüe, factor que se agrega a la condición
de cambio o evolución en el campo lingüístico.
Lengua familiar o materna y escolarización
La primera lengua o lengua materna es la lengua de origen, es enseñada por los
padres en la intimidad de la familia y constituyente primigenio de identidad social y cultural.
Es la lengua familiar heredada, transmite la propia cultura y enlaza generaciones. Por lo
tanto es la lengua de los afectos, productora de vínculos que articula el discurso en el que
se confía, confianza que se extiende hacia la comunidad que la habla. Esta entidad
lingüística configura la identidad de base, quienes la usan la llevan en sus entrañas. La
profunda expresividad es una característica que –entre otras razones- la distancia de la
lengua estándar y/o oficial.
Como hemos visto, los Estados modernos introdujeron el establecimiento de
parámetros lingüísticos o de estándares fijos para acompañar el proceso de construcción de
las identidades nacionales, que lograron capitalizarse como medios de prestigio y poder. Los
66 La Constitución Nacional en su artículo 75°.17), la Ley Nacional de Educación N° 26206 en su artículo 11°.
d) ñ) y la Ley Provincial de Educación N° 13688, en la Fundamentación y en el artículo N° 13, legislan estos
propósitos.
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estándares adquieren el estatuto de lengua oficial por resolución de políticas lingüísticas.67
Están impulsados por instituciones públicas, estatales y privadas, academias, universidades
y medios masivos de comunicación oficialmente reconocidos (en los discursos informativos).
Los documentos de la administración, gobierno y justicia reproducen y “validan” estos
estándares. Su valor se incrementa con la tradición literaria, el desarrollo escriturario, el
aprendizaje de los contenidos escolares y el uso en ámbitos educativos. En estas
producciones y recepciones discursivas se estabiliza el código a la vez que se conforma
pensamiento y realidad. El modelo lingüístico se acentúa con la producción de diccionarios y
libros de texto que regulan el uso. Los discursos y repertorios lingüísticos pertenecientes a la
lengua estándar son interpretados como correctos y aceptables; si no, son categorizados
como “incorrectos”, “vulgares”, “populares”.
De la misma manera se han clasificado ciertos escritores literarios y bagajes
sociolingüísticos de alumnos/as ingresantes a la escuela; sobre todo si la lengua familiar o
de origen resultaba muy diferente de la lengua estándar, más aún frente a un discurso
escolar modelizado. Podemos recordar discursos escolares de décadas anteriores: estilo
procolotar, estructura canónica, sintaxis compleja, uso de cultismos, unidireccionalidad.
A lo largo de la historia educativa, la Dirección General de Cultura y Educación
dispuso patrones más o menos rigurosos para la alfabetización y/o enseñanza de la lengua
oficial.68 En muchos casos, los procesos de enseñanza no contemplaban esas diversidades
y los/as alumnos/as eran evaluados/as con parámetros estandarizados o bajo normas
gramaticales que lo/as excluyeron del tránsito escolar.
Desde paradigmas lingüísticos y etnocéntricos que sostenían la lengua española
estándar en todo momento, hubo docentes que consideraron las diversidades de origen
como déficit cultural y lingüístico o una desviación respecto de la norma, a veces sin
considerar el impacto subjetivo y social. Como consecuencia, los/as alumnos/as debían
reducir hasta eliminar sus dialectos y variaciones de origen a fin de aprender la lengua oficial
67 Un dialecto elegido como estándar por un grupo puede no constituirse en lengua oficial de un Estado. De
hecho, hay más lenguas sin estatuto oficial que lenguas con estatuto “nacional”, “oficial”, “regional”.
68 En realidad se trataba de modelos teóricos aplicados al aula: la prosodia y oratoria, la gramática estructural, la
lingüística textual y el enfoque comunicativo modificaron las prácticas en cada época. Recuérdese en la
enseñanza de la literatura los enfoques diacrónico-histórico, genético, biográfico. En las primeras décadas del
siglo XX, por ejemplo, la lectura tenía la función de disciplinar moralmente a los lectores; poco después los/as
alumnos/as debían expresarse según patrones fonológicos, evitando el uso de yeísmo y voseo.
en los términos exigidos de corrección. Muchos alumnos/as fueron excluidos de la escuela
común desde estos modelos teóricos y políticos.69
Por este motivo, las lenguas o las variedades familiares son relegadas a los usos no
formales y familiares; es decir, se expanden en ámbitos informales como registros,
sociolectos, etc. De este modo funciona una matriz diglósica con usos lingüísticos
diferenciados. La primera lengua o materna (por ejemplo, una lengua originaria), la variación
de grupo social o el registro informal funcionan como la lengua A, aprendida y expresada en
los ámbitos familiares, de carácter espontáneo e informal; y la lengua estándar oficial como
la lengua B, aprendida en las instituciones –principalmente la escuela- como segunda
lengua o registro formal, estandarizado en procesos de escolarización.70 Ambos tipos
lingüísticos se distribuyen según la intención, la relación entre quienes dialogan y el contexto
de situación.
La escuela y los docentes participan de la conformación de estándares lingüísticos,
discursivos y/o comunicacionales en los procesos de alfabetización o en la enseñanza de
las lenguas y de las literaturas. Para alumno/as de comunidades originarias, inmigrantes y
de sectores humildes que asisten a la escuela, la enseñanza del español puede entenderse
como la promoción de comunidades bilingües diglósicas: el estándar propuesto es usado en
ámbitos escolares y formales; y la lengua materna en las comunicaciones espontáneas y
familiares, pero se evita que trascienda la frontera familiar por temor a la discriminación. El
análisis de la complejidad merece superar las dicotomías que -bajo los prefijos di y biplantearon
inicialmente algunos autores. Por ejemplo, al intentar cruzar la noción de diglosia
con lenguas/dialectos/variaciones se pueden des-cubrir situaciones de poliglosia (triglosia y
en menor grado cuatriglosia), esto es, variaciones diferentes a las que se le atribuyen
distintos usos.
Para cumplir la función de encubrir la diversidad lingüística, en distintas épocas se
aplicaron teorías gramaticales que contribuyen a crear un artificio, un ideal de lengua
abstracta y “homogénea” que no permitía comunicarse en todas las ocasiones. Desde estas
posiciones se estructuraron representaciones a partir de las cuales se realizaron
69 Se fundamentaron en, por ejemplo, la teoría de los códigos “amplio” y “restringido” de Basil Bernstein, en
relación este último con la población socio-económicamente más desfavorecida, a la que se pronosticaba el
fracaso escolar.
70 Cf. Ferguson, Charles, 1959.
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diagnósticos, se enseñó la lengua y se evaluó. De esta manera, se retoma la analogía del
usuario de la norma con ser civilizado y ciudadano.
En la actualidad, la Constitución Nacional y la Constitución Provincial establecen que
los extranjeros gozan de todos los derechos civiles del ciudadano -Artículos N° 20 y
Artículos N° 34 y 11, respectivamente. Además, ambas no admiten “discriminaciones ni
privilegios por razones de sexo, raza, religión, lengua, ideología...” La idea de la no
discriminación por ningún motivo se ratifica tanto en la Ley Nacional de Educación N°
26.206 como en la Ley de Educación Provincial N° 13.688. A su vez, agregan el derecho a
la preservación de las lenguas y culturas originarias y propician el diálogo entre ellas.71
Las lenguas, los dialectos y las variaciones lingüísticas son signos identitarios de
ideología, cultura, posición social. Cada idioma estructura el conocimiento de la realidad y
genera un sistema de ideas y fundamentos que dan cuenta de las cosmovisiones de una
población, de una nación, de la historia de un pueblo.72 Por eso, se considera que las
lenguas son patrimonio de la humanidad.
Los prejuicios lingüísticos hacia los sectores populares son expresiones de un actual
racismo discursivo que –desde el supuesto de un nacionalismo lingüístico- siguen
reproduciendo actitudes xenófobas.73
Una provincia multilingüe
Desde el mandato fundacional de la escuela argentina, la existencia de variedades
dentro del territorio provincial ha sido concebida como un problema. Tal vez por esa razón
durante décadas se consideró que la jurisdicción era monolingüe.
En nuestra provincia el español es la lengua oficial utilizada en la administración, en
las instituciones, en el comercio, en las actividades profesionales (centros de salud,
tribunales, la radio y la televisión, etcétera) y alcanza a la escolarización obligatoria,
71 Artículos N° 11 f) y v) , N° 53 y N° 16 e) de la Ley de Educación Nacional N° 26206. Fundamentación y
Artículos N°16 e) g) y N° 44 de la Ley Provincial de Educación N° 13688.
72 Según la hipótesis de Sapir-Whorf (dentro del determinismo lingüístico) concibe que los hablantes de lenguas
diferentes viven en “mundos distintos”.Por ejemplo: los esquimales tienen varios significantes para referirse a
distintos estados de la nieve, que modifican su vida cotidiana; mientras que en otros idiomas existe una sola
palabra y referencia para “nieve”. La versión más estricta define que las categorías cognitivas están determinadas
por la lengua que se habla.
73 Cf. van Dijk, Teun, 2006.
considerando los objetivos de cada Nivel educativo. No obstante, existen zonas multilingües
específicas.
Es común que los hablantes de lenguas originarias, criollas, dialectos y variaciones
utilicen en sus distintas comunicaciones diferenciaciones diglósicas (o poliglósicas), puesto
que las mismas son emblemas y constituyentes de los grupos poblacionales. En general, se
realizan particulares intercambios con el español, por ejemplo cuando “traducen” algunos
usos de la primera lengua al español, al mismo tiempo se modifican los estándares
incorporando esos repertorios lingüísticos74 y discursivos; y recíprocamente las interacciones
influyen en las hablas regionales. Se considera que cada sujeto con intenciones de
comunicarse se expresa en adecuación a la situación, regulando las propias variedades
lingüísticas según los interlocutores presentes, el evento comunicativo, las intenciones de
los participantes. La escuela debe poder dar cuenta de las situaciones de multilingüismo,
poliglosia y de contacto entre lenguas que se produce en el territorio provincial. No se trata
de minorías, al contrario.
El plurilingüismo puede ser analizado como fenómeno individual (un sujeto
multilingüe que utiliza varias lenguas o variedades, vive escuchando/hablando varias
lenguas, sus padres son bilingües, etc.) o como fenómeno colectivo (una comunidad
multilingüe en la que coexisten varias lenguas/dialectos/variaciones). No son sucesos
necesariamente interrelacionados: una persona que vive en un contexto multilingüe puede
ser considerada monolingüe y un sujeto multilingüe puede vivir en una sociedad
monolingüe75.
Una sociedad cada vez más multilingüe –nos permitimos realizar esta interpretación
proyectiva- plantea la necesidad de una educación plurilingüe.
Los conceptos de plurilingüismo y multilingüismo deben ser objeto de reflexión. El
documento Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas (MCERL) del Consejo
de Europa (2002) propone: “El multilingüismo es el conocimiento de varias lenguas o la
coexistencia de distintas lenguas en una sociedad determinada. (...) el enfoque plurilingüe
enfatiza el hecho de que conforme se expande la experiencia lingüística de un individuo (...),
74 El repertorio lingüístico es el conjunto de recursos lingüísticos y discursivos que utilizan los hablantes de una
comunidad en sus interacciones. Las variedades discursivas se reconocen por las connotaciones simbólicas y por
las funciones sociolingüísticas (en distintos ámbitos, en los intercambios formales o informales, según los grupos
y roles que interjuegan).
75 Calvet, Louis-Jean, 1999.
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65
no guarda estas lenguas y culturas en compartimentos mentales estrictamente separados,
sino que desarrolla una competencia comunicativa a la que contribuyen todos los
conocimientos y las experiencias lingüísticas y en la que las lenguas se relacionan entre sí e
interactúan.”
Así entendidos, la noción de multilingüismo refiere la coexistencia de lenguas en el
plano social y el de plurilingüismo refiere el proceso de integración cognitiva de las lenguas
o variedades según distintos grados de dominio que realiza un individuo gracias a los
intercambios. No se trata de una yuxtaposición de competencias monolingües separadas,
sino de una composición compleja configurada en diferentes intercambios comunicativos,
donde –para los propósitos de enseñanza- es clave la perspectiva discursiva y el diálogo
intercultural.
Para abordar la situación sociolingüística en la escuela debemos reconocer cómo
está conformada la población de alumnos que se atiende y sus repertorios lingüísticos: qué
variedades emplean y con qué funciones sociales y discursivas, que actitudes y
valoraciones se producen en los grupos de la comunidad con respectos a las variedades
propias y ajenas. A las aulas concurren alumnos/as hispanohablantes con sustratos de
ancestros inmigrantes europeos o de culturas originarias, o alumno/as que provienen de
países limítrofes con componentes lexicales de lenguas en contacto (inglés, portugués,
lenguas originarias de Latinoamérica), con variaciones discursivas y lingüísticas (por
ejemplo voces del lunfardo) de su grupo sociocultural identitario, etcétera.
En este sentido, las lenguas originarias no deben ser consideradas segundas
lenguas. En estas comunidades, la lengua de origen o materna funciona como primera
lengua y el español como segunda. Para atender a tal complejidad, es necesario que los
docentes habiliten, mediante estrategias múltiples, condiciones de expresión e intercambio,
aun cuando desconozcan la lengua/dialecto/variación de origen de sus alumnos/as.
¿Todos los dialectos y/o lenguas maternas que no sean español son considerados
de la misma manera? ¿Hay variedades lingüísticas que constituyen mayores desafíos para
la enseñanza? Seguramente. Hay grupos sociales con mayores habilidades para hacer
prevalecer sobre otros las propias cosmovisiones y representaciones simbólicas. Resulta
importante destacar que desde posiciones etnocéntricas -a veces potenciadas por posturas
adultocéntricas- alumno/as pertenecientes a sectores pobres ven devaluados sus repertorios
lingüísticos de origen o grupo y/o se encuentran con mayores dificultades en su trayectoria
escolar hacia las múltiples alfabetizaciones.
Desde la perspectiva intercultural las instituciones y las aulas conforman
comunidades de habla, espacios donde múltiples voces y culturas intercambian significados
y se involucran en procesos de aprendizaje.
En síntesis, se propone revertir activamente la histórica idea de un nacionalismo
lingüístico basado fundamentalmente en el establecimiento de una lengua estándar. Al
abordar problemáticas de nuestra realidad en el marco de interacciones comunicativas entre
pueblos, etnias, culturas, orígenes, géneros y generaciones – en cuyos intercambios se
producen sentidos desde perspectivas propias de las diversidades- se aspira a promover
pensamiento latinoamericano, nacional y provincial.
Cuando se enuncian tales propósitos es posible prefigurar dos problemáticas: el
desafío de lograr una mayor inclusión social y el afianzamiento de la comunicación.
El diálogo intercultural
Cuando los alumno/as ingresan a las instituciones escolares, lo hacen con su bagaje
sociolingüístico, enseñado por sus padres y en su entorno. Lo/as docentes debemos
garantizar la igualdad de oportunidades retomando esas particularidades lingüísticas para
gestionar en el aula esta diversidad. Los procesos educativos tienden a regular las
condiciones de los intercambios. Son por tanto fundamentales el diálogo, la flexibilidad y la
capacidad de interacción.
En la Ley Nacional de Educación N° 26.206, se indica que los alumno/as deben
desarrollar “competencias lingüísticas orales y escritas en lengua española y expresarse en
una lengua extranjera”; además determina la “erradicación del analfabetismo y el
cumplimiento de la educación obligatoria prescripta”. Por su parte, la Ley Provincial de
Educación N° 13.688 dispone en el capítulo correspondiente a la Educación Secundaria
“formar escritores con profundos conocimientos de la lengua española” y en otro estipula la
enseñanza de al menos un idioma extranjero.76
76 Artículos 11° inc. k, 30° inc. d y 138° de la Ley de Educación Nacional. Artículos 16° inc. l y m, 28° inc. h y
184° de la Ley Provincial de Educación N° 13.688.
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Según establecen estas legislaciones, la planificación lingüística de cada institución
escolar debe poder conjugar esas tensiones. Por un lado, la consideración de las lenguas
familiares, variedades y aulas multilingües funcionan como tensores que tienden
particularizar y diversificar; por otra parte, el acceso a la educación y dominio de la lengua
oficial argentina pareciera tratarse de tensores que se dirigen a estandarizar.77
¿De qué modo incorporar esta complejidad lingüística en la tarea escolar?
La escuela tiene el desafío de formar – a partir de las lenguas/dialectos/variaciones
de origen- productores y receptores críticos de textos o discursos en lengua oficial (español)
y de enseñar una lengua extranjera (inglés) sin anular ni desestimar las primeras; de manera
tal que ningún sujeto se sienta humillado, privado, discriminado o excluido de la escuela, de
la posibilidad de aprender y de enseñar, de apropiarse y producir conocimientos científicos,
de sentirse integrante en distintos grupos, de insertarse comunitaria y productivamente, es
decir, del ejercicio pleno de la ciudadanía. Según proponen las legislaciones citadas, dentro
de los fines de la enseñanza se encuentra la formación de ciudadanos usuarios del
español oficial, de sus variaciones y de otra/s lengua/s. Si bien los contenidos escolares
están formulados en español, el fin no es la uniformidad del código ni una cultura-meta.
Ningún aprendizaje puede concretarse si no hay una relación dialógica en tres
direcciones: entre docente y alumno/a, entre alumnos/as y entre éstos/as y la sociedad.
En principio, habría que comenzar a observar y reflexionar –como un esfuerzo auto
y metacognitivo- acerca del repertorio lingüístico y discursivo propio. Lo/as docentes también
se expresan en múltiples variedades. Así como seleccionan algunas formas lingüísticas y
discursivas fuera de la escuela, también lo hacen en los distintos espacios escolares (en el
aula, en el patio, en la sala de docentes) y en eventos comunicativos con distintos
propósitos (enseñar frente al grupo, enseñar a un alumno, enseñar a una alumna, compartir
con pares, hablar con padres, informar a las autoridades, etc.). En las situaciones de
77 En 2004, la ciudad de Rosario es exponente de esta disputa lingüística. El “III Congreso de la Lengua
Española” propone preservar la lengua española incorporando las variaciones regionales y locales de
Latinoamérica. Se discute acerca del rol del Estado, de las instituciones y de los docentes en materia lingüística.
El español como lengua extranjera busca expandirse en países no hispanohablantes compitiendo con otros
idiomas. Paralelamente esta versión “oficial” estuvo contra-argumentada por el “Congreso de laS LenguaS”. Las
mayúsculas de los plurales simbolizan una diferente posición académica, que permite emerger otra realidad
social y lingüística no sólo de Argentina: la de grupos hablantes de otras lenguas, dialectos y variaciones:
lenguas originarias de nuestro territorio y algunos dialectos no oficiales de España, aunque con fuerte identidad
regional, ejemplo de ello es el pueblo vasco.
intercambio existen variaciones respecto de la lengua oficial o de los estándares que se
desean atender. Estas prácticas discursivas de la diversidad son construcciones sociales
más espontáneas y estratégicas que las representaciones mentales, ideologías o sistemas
de ideas, que también han sido socialmente producidos pero tienen carácter más estable y
estructural y –por esto- controlan parcialmente el uso de las variedades. 78 Si fuera posible
distinguir analíticamente las prácticas discursivas de las representaciones mentales podrían
ellas correlacionarse con la distinción entre el uso real de las lenguas y variaciones, por un
lado; y las gramáticas o reglas del discurso, por el otro.
Cuando los docentes pueden dar cuenta de las propias variedades usuales en las
distintas situaciones escolares, también están en condiciones de reconocer cuáles son los
componentes de las variaciones (pragmáticas, discursivas, textuales, lexicales,
morfosintácticas, fonológicas, etc.) y de los “estándares” –modelos teóricos gramaticalesque
seleccionan en cada caso.
Este ejercicio de auto-observación metalingüística y discursiva intenta hacer más
comprensible la situación de la diversidad lingüística. De esta manera, se intenta reducir el
riesgo de “tensar” desde la diversidad lingüística de sus alumnos/as hacia una
estandarización ideal de lengua homogénea o hacia la representación domimante de la
institución o del docente. En cambio, se trata de orientar hacia la elección adecuada de
variedades lingüísticas y discursivas según el evento comunicativo.
Atendiendo a los objetivos propedéuticos de los Niveles de educación, un progreso
de aprendizaje sostenido a lo largo de la vida escolar de los sujetos debe tener como
horizonte la alfabetización académica (por ejemplo, el acceso a la comprensión y producción
de textos expositivo-explicativos y argumentativos), las alfabetizaciones científicas y
tecnológicas y la comprensión plurisignificativa de textos literarios.
Cuando se diagnostica la situación lingüística como parte de la planificación de la
enseñanza en el aula o en la institución, en cualquier instancia de alfabetización, es
necesario plantear algunas preguntas: qué lengua, dialecto o variación representa a
estos/as alumnos/as; cómo está conformado ese repertorio lingüístico; cómo se expresa/n
en situaciones espontáneas y qué actitudes manifiesta/n en situaciones formales; qué
variedades resultan prestigiosas para ese grupo; qué condiciones posibilitan intercambios;
78 van Dijk, T., 1998, p. 23 y 77.
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qué normas enseñar y con qué propósito. Varias respuestas y alternativas estratégicas se
presentan en los Diseños Curriculares de los Niveles educativos.
Otro cuidado lo constituye el hecho que –en el proceso de observar diversidades
lingüísticas u otras- se acentúen aspectos particulares de los sujetos, una especie de
hipervisibilización destacada que puede transformarse en estigmaticación.
El reto central de la escuela es planificar los procesos de alfabetización y/o la
enseñanza de prácticas del lenguaje y literatura hipotetizando la progresión que haría el
alumno en su trayectoria escolar y respetando el bagaje sociolingüístico de ingreso, su
propia cultura y cosmovisión. A partir de estos análisis, se pueden elaborar propuestas con
perspectivas a mediano y largo plazo, estableciendo acuerdos para la evaluación de
experiencias, revisión y proyección de la continuidad. Habrá que trabajar sostenidamente en
una multiplicidad de prácticas según las orientaciones didácticas que cada Nivel educativo
dispone.
Generalmente, las figuras de autoridad –los docentes, los directores, los inspectoresestablecen
desde los gestos y desde las estrategias las condiciones para la expresión y los
intercambios. Cuando lo hacen, no sólo están valorando la palabra del otro/a, además están
posibilitando construir otras inclusiones. A través de las interacciones verbales y los
lenguajes corporales –sobre todo en las conversaciones- se van exteriorizando y “validando”
contenidos, emociones, percepciones.
Aunque convengamos en estas afirmaciones, reconocemos que muchos sujetos no
encuentran condiciones facilitadas para desarrollar las interacciones que se les proponen; lo
que también dificulta la producción de lazos sociales y la apropiación de los contenidos de
enseñanza. Para muchos/as alumnos/as, la escuela y el grupo de clase resulta un ámbito
poco seguro para la expresión de sus particularidades y por eso se resguardan
permaneciendo en el silencio. Los intercambios en la diversidad no se dan generalmente de
manera armoniosa. La noción de conflicto lingüístico agrega a las ideas de poliglosia y de
contacto entre lenguas dimensiones referentes al poder, a la pugna social e ideológica y
política que generalmente se traduce en diferencia social. Si el docente ha previsto cómo
abordar estas problemáticas, seguramente pondrá en juego estrategias justas evitando que
alguna variedad se sienta amenazada. La confianza en los intercambios facilita los
aprendizajes de otras lenguas.79
Frecuentemente ocurren situaciones institucionales o áulicas, con intencionalidad
pedagógica explícita o implícita, en las que se decide con quiénes conversar. En estos
casos, sucede que hay sujetos no muy convocados para dialogar. La exclusión de las redes
de interacción puede tener varias razones. Independientemente de ello, las figuras de
autoridad son quienes están en condiciones de otorgar la dispensa80, es decir, reconocer a
cada sujeto presente y habilitar su espacio, sobre todo para aquellos sujetos con mayores
obstáculos para constituirlo. Se trata de distribuir con mayor justicia los turnos de habla, de
realizar estrategias atendiendo a la complejidad y las desigualdades presentes en el aula.
El diálogo es el discurso más democrático y solidario, es un evento colectivo de
construcción discursiva. Se edifica un texto. En los intercambios, en cada turno de habla el
sujeto ofrece su “aporte” a la elaboración textual que –convención mediante- debe guardar
coherencia. Es la impronta actualizada del rol social de cada sujeto: busca su lugar. Ensaya
el juego en el pequeño grupo de la clase. Cuando dos o más personas conversan, cuando
un docente dialoga con sus alumnos/as, cuando entre estos/as comparten sus
apreciaciones presenciamos una situación de sucesivas ofrendas discursivas que van
produciendo texto/ura que, generalmente, es celosamente cuidado/a entre todos.
De hecho, en cada turno, cada vez que un participante se manifiesta, establece una
relación con los enunciados anteriores y agrega o aporta algo. Cuando se han acordado las
condiciones de producción y existe claridad en los propósitos, todos contribuyen a la
coherencia; y cuando alguien no lo hace, posiblemente sea objetado por ello. La exposición
social que supone el diálogo, sumado al placer por compartir el proceso colectivo son
factores que promueven coherencia, lo que no significa que haya acuerdo sobre el
contenido que se trata.
Quienes conversan van regulando el desarrollo de los contenidos, los modos de
participar y la producción de sentidos respecto de la realidad que refieren. En estos
intercambios se va modificando el objeto “diálogo”; mientras que los contenidos, juicios,
79 Cf. Unamuno, Virginia, 1995.
80 Dentro de la semántica de la solidaridad es un “permiso” o “habilitación” otorgado por la figura de autoridad
a favor de alguien que se considera situación de menor poder dentro de un grupo (Fasold, Ralph, 1999).
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emociones y percepciones ordenan, perturban, diferencian, transforman y/o asocian a los
sujetos y las posiciones que se juegan en esa dinámica.
Considerando el lugar preponderante que ha tenido “la gramática” en la historia
escolar, es necesario volver a seleccionar estos contenidos en vinculación con otros
saberes, analizando las teorías gramaticales según los objetivos de los Niveles educativos y
su significatividad en la enseñanza de prácticas del lenguaje en lengua oficial y en otras
lenguas. Se comprende la gramática con sentido de adecuación a cada situación
intercultural. Muchas veces los contenidos de las gramáticas fueron interpretados
como“objetivos” para la evaluación y con carácter objetivo, sin considerar si los criterios
supuestos y los instrumentos de evaluación se correspondían con lo enseñado, y si esas
prácticas resultaban productivas para los/as alumnos/as. Estos modelos gramaticales
demarcaban qué era correcto y qué no, independientemente de la situación comunicativa,
de las intenciones, de los formatos textuales, de los poderes interactuantes.
Lengua extranjera (inglés) y sus usos
Con respecto a la enseñanza de lenguas extranjeras, se decide mantener en nuestro
diseño curricular el inglés, desde la concepción de un plurilingüismo aditivo, en
contraposición con la idea de apropiación lingüística sustrativa.81 Es decir, una lengua que
se agrega a la lengua de origen y /o a la lengua oficial sin menosprecio de éstas, no
superpone ni anula la originaria o materna ni la aprendida en la escuela. Se incorpora el
inglés con la intención de promover nuevos aprendizajes, de hacer comprensibles las
configuraciones discursivas de las nuevas tecnologías y posibilitar la producción creativa a
través de internet y chat. Fundamentalmente los jóvenes se apropian fácilmente de los
códigos estandarizados y los recrean al expresar sus mensajes. No obstante, se hace
necesaria la enseñanza del inglés para favorecer el uso inteligible de estos recursos y el
logro de los objetivos de los niveles: el ejercicio de la ciudadanía, la prosecución de estudios
y la formación laboral, entre otros. En las clases de inglés deben desarrollarse prácticas
discursivas usuales en los medios tecnológicos que les permitan el acceso a realidades y
conocimientos que se obtienen con mayor facilidad por estos medios.
81 Cf. Raiter, Alejandro, 1995. El autor refiere la dualidad bilingüismo sustrativo/bilingüismo aditivo,
considerando un hablante monolingüe.
Lengua de señas y sus variaciones
La política lingüística y educativa de la Provincia de Buenos Aires establece el
reconocimiento y la promoción de la lengua de señas argentina (LSA) como primera lengua
de la comunidad sorda, a partir de la cual se configuran identidades, prácticas comunicativas
y conocimientos. En la escolaridad de los alumno/as sordo/as, el español es considerado la
segunda lengua, enseñado desde el enfoque de lengua extranjera y diferenciando los
procesos de oralidad y escritura.
Para concluir, baste como síntesis de esta propuesta la cita de L. J. Calvet:
“Ya se trate de equiparar las lenguas, ya de intervenir en el entorno lingüístico o de
legislar, la planificación lingüística constituye in vitro [refiere la intervención del
Estado y/o profesionales] una especie de réplica de fenómenos que siempre se han
producido in vivo [en las interacciones cotidianas]. La lingüística nos ha enseñado
que las lenguas no se decretaban, que eran producto de la historia, de la práctica de
los hablantes, que evolucionaban bajo la presión de factores históricos y sociales.”82
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